Imagen destacada: Carolina Nicoletti.
Hay algo que nos une: la belleza.
David Alvarez Morgade
Iniciar una y otra vez la recuperación de la palabra de lxs niñxs, nos permitirá sentar bases sólidas para un civilización pacifica, donde la escucha y la atención constituyan los principios básicos de la reciprocidad, verdadero germen de los vínculos comunitarios.
Sentarse en rueda con la expectativa de compartir el diálogo, leer un cuento o un poema son formas de explorar esas sensibilidades, que gozan aún de una imaginación donde todo es posible.
Los diálogos que se sostienen son creídos con tanta fuerza que cobran “realidad” en el juego. Las palabras nacen frescas, intensas, porque su decir es sincero. Quiero decir que la palabra y el gesto espontáneo nacen en el placer de crear, imaginar o expresarse que considero aquí como sinónimos.
Lograr esa libertad es regresar a los orígenes del lenguaje, donde la exploración es entrega y elaboración pura de la vivencia.
Todas las culturas, unas más, otras menos, contienen en sus estructuras de relación social opresiones y prohibiciones, sólo aquello que logra escapar de esas cadenas puede denominarse liberador.
Consideremos de esta manera entonces la creación de los relatos en la infancia como una posible práctica cultural liberadora.
El Taller como un instrumento para el diálogo comunitario
El cuento “El dragón que se comió al sol” ha nacido de un taller de lectura, escritura y oralidad, realizado en la Plaza autodenominada “Los peques locos”, ubicada en La Loma del Medio del Bolsón, durante los meses de octubre y noviembre de 2020, con seis niñxs cuyas edades variaban entre los cuatro y los nueve años de edad. Coordinó esta experiencia nuestra compañera Carolina Nicoletti, cantante popular y militante feminista. Ella fue parte activa durante cinco años del Centro Cultural Deportivo y Ambiental “Galpón 3” ubicado en el Partido de la Matanza, a dos cuadras de la estación de González Catán.
En este espacio de claro compromiso con el medioambiente y con las luchas contra las represiones, se desarrollaron varios talleres que considero importante mencionar como antecedentes que aportan a la formación de subjetividades que defienden la autonomía.
El primer taller al que me referiré emerge a la luz del Movimiento Ni una menos, centrado en la prostitución como un proceso de opresión histórico. Se denominó “Reflexiones sobre la represión a la sexualidad de la mujer”, que determinó la orientacion Abolicionista del espacio. Luego mencionaré otra experiencia interesante, un Taller sobre Autoritarismo y Niñez. (orientado a pensar e intervenir en el territorio con una posición que cuestiona el adultocentrismo). Los casos de abuso y mendicidad además de prostitución infantil nos rodeaban.
Otra experiencia importante llevada adelante por Carolina Nicolleti fue el Taller de Ginecología Natural y varios círculos de Mujeres que giraban en torno a la narración de nuestros partos y la reflexión sobre la violencia obstétrica. Todas estas experiencias estaban acompañadas de la creación de una huerta medicinal y la elaboración de cremas naturales.
Ninguna subjetividad surge aislada, al contrario las identidades se realizan como consecuencia del entramado social cultural y político que se impone; las prácticas que se realizan a modo de respuesta expresan el grado de conciencia de sectores que se resisten a la hegemonía aplastante, la tensión es permanente. Lo que realmente importa es el grado de conciencia colectiva que hayamos adquirido sobre el sufrimiento y sus causas, la idea de igualdad, individualidad, justicia y explotación. Valorar las pequeñas prácticas hará que crezca con fortaleza el Gran Cambio ansiado por todxs.
El dragón que se comió al sol
Carolina Nicoletti
El dragón que se comió al sol inauguró la noche. Éste, peleando por permanecer se puso rojo y se llamó atardecer.
Un hada de luz del bosque, la luciérnaga, junto con las aves, en ese instante hicieron una danza alrededor del dragón y del sol para poder ver mejor y para comprender tal cosa, que nunca habían visto!!
– Es la noche, dijo el dragón. Viene a dar tregua a las labores diurnas de las abejas e insectos, a darle descanso a las flores de tanto florecerse, a las bestias para que duerman.
-Es la noche, continuó tranquilo el dragón. No se demorará tanto en las alturas. Pronto se levantará, verán al sol asomarse nuevamente en aquella montaña del este; diciendo esto el dragón, tomó forma de constelación y se tendió en lo alto a ver su obra.
Pasó el tiempo donde se conoció el sueño y la oscuridad. Los grillos supieron guiar a las luciérnagas para rondar la llamada noche. El dragón continuaba observando.
Una estrella que pasó a su lado le mostró el tiempo y este comenzó a borrarse. Pronto comenzaría a cambiar el aire.
Nuevamente, las hadas y las aves que estaban dormidas comenzaron una frenética danza de comprensión volando y saltando de árbol en árbol, cantándose la maravilla de estar dormidos y también de ver y oír y volar sin moverse. Todo despertó de su ensueño y el sol rojo de vergüenza comenzó a salir desde el este.
Luego vio que era bueno, Y lo celebraban bestias y abejas, que lo esperaban para trabajar. Así entonces tomó su color y comprendió el descanso.-