Por Tirso Sáenz- ex viceministro de Industrias de Cuba y colaborador del Che.
Agradecemos al compañero Tirso, estas líneas de reflexión exclusivas para Ayllu
[12:25, 7/9/2021] Tirso: Entre el 16 y el 19 de abril de 2021 se realizó el VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) en medio de una crítica situación económica y social. La peor desde el triunfo revolucionario. En este evento se realizó el traspaso de la dirección del Partido de la generación histórica presidida por el General de Ejército Raúl Castro a una nueva hornada de dirigentes encabezada por Miguel Díaz-Canel. Esto mostró una señal de compromiso con la institucionalidad de la Revolución.
A mi juicio, las resoluciones tomadas por el Congreso así como los discursos de Raúl y Díaz-Canel tomaron en consideración crítica y autocríticamente los múltiples y complejos desafíos políticos y económicos que confronta el país y trazaron guías para enfrentarlos. El actual gobierno tiene la voluntad y capacidad suficiente para producir acciones consecuentes y resultados tangibles que den la seguridad a la sociedad de que se avanza a pesar de las enormes dificultades presentes.
El pueblo cubano, durante más de seis décadas, ha mostrado su espíritu de sacrificio, resiliencia y voluntad para resistir. Sin embargo, esa voluntad no se puede alargar indefinidamente. Una clara señal de esta afirmación fueron los actos de protesta y disturbios realizados en diferentes lugares del país el pasado 11 de julio. Estos tuvieron varios componentes esenciales:
• El recrudecimiento del bloqueo impuesto por el gobierno norteamericano.
• Una acción enemiga muy bien diseñada desde el exterior utilizando agentes en Cuba para subvertir el orden social diseminando falsas noticias y alentando la protesta ante los serios problemas existentes.
• La irritación de sectores de la población debido a la extensión y agresividad de la pandemia; la escasez de alimentos y medicamentos, con las interminables colas y la presencia en ellas de antisociales que comercian los turnos., así como los frecuentes apagones.
• La lentitud en poner en práctica reformas económicas necesarias.
• Los errores del llamado ordenamiento social y económico para la reconversión del sistema monetario, precios y salarios que mudó de golpe el mapa socioeconómico del país generando incertidumbre e inestabilidad económica y social.
Estas protestas indican que, además de elementos realmente contrarrevolucionarios financiados por el gobierno norteamericano y de antisociales que realizaron actos vandálicos, hubo también muchas personas confundidas y otras realmente cansadas y desanimadas que exigen con razón cambios para resolver estas situaciones.
Para ello hay que romper y superar el pesimismo y la incertidumbre extendida en numerosas personas del pueblo lo que constituye un caldo de cultivo para que prosperen diversas actitudes negativas y los planes subversivos promovidos por el imperialismo. Como expresara Fidel: “esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra”;; “
Por eso urge ejecutar adecuadamente con la celeridad requerida y con espíritu crítico e innovador las reformas necesarias para cambiar todo lo que debe ser cambiado y actuar consecuentemente.
Urge también enfrentar y resolver con toda claridad y participación de toda la sociedad los graves problemas acumulados durante décadas. Para ello hay que sustituir cuadros políticos y estatales cargados de burocratismo, insensibilidad, acomodación que han demostrado ser incapaces de enfrentar los nuevos tiempos que requiere la plena implementación de los acuerdos partidarios. Es necesario revisar las conocidas ineficiencias y debilidades delas instituciones a diferentes niveles. Ser implacables, además, con funcionarios corruptos y los negocios ilícitos.
El éxito de esos propósitos depende de la capacidad para dialogar con la población, y en particular con los jóvenes que carecen de suficiente información sobre cómo fueron todos nuestros procesos históricos y que tienen nuevas y legítimas necesidades que van más allá de lo alcanzado en los campos de la salud y la educación. Se hace necesario conocer y atender las necesidades y demandas de la sociedad en sus diferentes estratos, entusiasmarla y hacerla partícipe directa en la toma de decisiones, creando espacios y procedimientos para enrumbar las mismas y reconstruir valores sociales, políticos y patrióticos que tiendan a desaparecer y hasta deformarse. Así se la democracia deja de ser sólo un nombre para convertirse en una realidad palpable.
Es imprescindible el contacto directo de los dirigentes con los trabajadores y con el pueblo en general; transformar las vías de comunicación social principalmente la prensa escrita, radial y televisiva, insuficientemente atendidas y recuperar la positiva acción e influencias de los organismos de masa.
El enfrentamiento a los problemas económicos tiene que marchar al unísono con el fortalecimiento del desarrollo ideológico de la población. Hay que transformar el discurso político y las acciones derivadas y renovar el consenso social, para que los mecanismos económicos y la presencia creciente del sector privado no afecten el imprescindible desarrollo ideológico. Pienso que, en este sentido, se ha subestimado lo que Fidel y el Che advirtieron repetidamente, así como el papel que pueden jugar las investigaciones con visión amplia en el campo de las ciencias sociales. Se debe trasladar la batalla de ideas a las redes sociales para así defender el legado de la Revolución. Cuba está sufriendo una invasión mediática brutal con el uso de fake news presentando falsa y de manera deformada la realidad cubana.
Por tanto, parece necesario abordar de manera inmediata los siguientes objetivos:
• Sobrevivir al bloqueo de los Estados Unidos,
• Controlar la pandemia utilizando la experiencia y capacidad científica del sector de la salud para asegurar la amplia inmunización de la población aprovechando las exitosas vacunas desarrolladas en el país.
• Instrumentar las reformas económicas que permitan aliviar y superar la presente crisis de la sociedad.
• Perfeccionar las instituciones partidarias y de gobierno.
• Instrumentar una efectiva política de cuadros
• Implementar el Estado de derecho declarado en la nueva Constitución de la República; instaurar con plenas garantías el orden constitucional prescrito en ella y en sus leyes complementarias.
• Actualizar y transformar el discurso político y las prácticas ideológicas para reconstruir un consenso político acerca de proyecto de sociedad más autóctono y viable y un programa formado por metas alcanzables e ideas compartidas que proyecten el proceso al futuro.
No hay recetas ni soluciones mágicas; se necesita crear y recrear. A Díaz-Canel como Presidente y primer Secretario del Partido Comunista de Cuba le corresponde indicar el camino, para lo cual además de continuidad necesita renovación. Obviamente es más fácil decirlo que realizarlo. Sin embargo, ya comenzó a hacerlo, dialogando con la población en diversas localidades y con diferentes sectores; checando diariamente el control de la pandemia, participando en trabajos voluntarios con vecinos del barrio en la recuperación de viviendas o parques en mal estado dando impulso a un necesario y permanente desarrollo comunitario. Parece tener el don de la ubicuidad. La sociedad lo apoyará. Estamos seguros de ello.