Un documento de FIEL (Federación Internacional de Escritores por la Libertad) para el debate de los trabajadores de la cultura
Introducción
Por qué Milei, sigue siendo una pregunta recurrente que nos hacemos en la Argentina y se la hacen en todo el mundo. Estas líneas de reflexión, incompletas, mejorables y provisorias, procuran salir del balbuceo y la perplejidad para intentar una respuesta aproximada. Cómo trabajadores de la cultura creemos que en la base de todo fenómeno social se asientan construcciones ideológicas y culturales que expresan la lucha de clases y los intereses en pugna de los segmentos de clase dominante. Es por eso que producimos este documento como una herramienta de crítica del relato impuesto y disputa de lo simbólico para reconstruir una visión propia de los oprimidos que a su vez pueda agrupar al campo popular e iniciar proceso de transformación revolucionaria de la sociedad.
El origen de la bestia
Nuestro punto de partida es que una conjunción de factores, hizo posible la irrupción del fenómeno. El primer factor, digamos para establecer algún orden, es la pertenencia de Milei a una corriente internacional de ultraderecha, cocinada en el seno de las agencias internacionales del imperialismo. Corriente Fascista, supremacista, belicista, fundamentalista de mercado etc. que tiene entre sus referentes a Bolsonaro, Trump, Giorgia Meloni, Abascal y Kast. Que, a diferencia de las corrientes clásicas del fascismo y el neofascismo, en lugar de otorgar el rol principal al Estado, lo otorgan al mercado. Es el fascismo que necesitan las elites burguesas que concentran la riqueza del mundo para concentrar el poder político global. Es el fascismo que necesitan para esta etapa de la acumulación y desarrollo de la Dictadura mundial del Capital Financiero.
El segundo factor, es el impacto producido por la pandemia del coronavirus de dos años terribles cuyas consecuencias solo ahora comenzamos a visualizar. ¿Qué pasó con nosotros durante esos años? Parece claro que no “salimos mejores”. Como en las grandes contiendas mundiales (y una pandemia lo es) grandezas y miserias venían mezcladas. Y en relación a la salud mental de la población, según un informe de Infobae, “El consumo de psicofármacos en Argentina aumentó cuatro veces más que los medicamentos en general debido a la pandemia” (infobae- febrero 2021)
Según otro informe, este del diario La Nación, “la pandemia terminó, pero la angustia y la sensación de crisis no ceden. Aunque de a poco, la vida fue volviendo a la normalidad y a las rutinas prepandemia, la salud emocional y psicológica de los argentinos todavía no lograron superar el impacto. De hecho, los argentinos salieron de la emergencia sanitaria con mayor riesgo de padecer o desarrollar un trastorno mental, según surge de una investigación que realizó la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).
El observatorio de Psicología Social Aplicada realizó un diagnóstico luego de entrevistar a 2295 personas en todo el país en diciembre último. Según las conclusiones, son muchos los argentinos que dijeron estar atravesando una o más crisis, los que tienen trastornos del sueño, los que tienen sintomatología depresiva y episodios de angustia, mientras que son relativamente pocos los que acceden a tratamientos psicológicos, incluso entre los que consideran que necesitarían ese tipo de ayuda”. lanacion.com.ar/sociedad/alarmante-por-que-pese-a-que-el-impacto-de-la-pandemia-cedio-mas-argentinos-tienen-riesgo-de-sufrir-nid15022023/
En esta situación de angustia, depresión, incertidumbre y desesperación afloran los miedos y se extreman las reacciones frente a las decisiones individuales y colectivas que toman las masas.
En tercer lugar, la pandemia favoreció el crecimiento exponencial de la comunicación informática, de las redes virtuales y sus aplicaciones, masivamente consumidas por adolescentes y jóvenes, y en cuyo uso se especializaron las corrientes ultraderechistas. Esta nueva realidad virtual, paralela, ha incidido en cambios de hábitos de vida, pasando a constituir una verdadera revolución en la cultura de las masas. Su primer resultado es el reforzamiento del ultraindividualismo, de un nuevo formateo de las subjetividades. Ni hablar del crecimiento del teletrabajo. Pero también en dichas redes se ha pasado a naturalizar la agresión y las expresiones de odio, que apelan permanentemente a lo emocional y a la descalificación antes que suscitar y estimular un debate democrático y crítico. Es decir la intensificación de la GUERRA COGNITIVA ( proyecto de la CIA para controlar los procesos cognitivos de las masas ) causó un daño grave en las concepciones de segmentos importantes de la sociedad reforzando el individualismo.
Generando un odio patológico , germen sobre el cual crecen las expresiones fascistas. Pero no solo la penetración y el reformateo de los cerebros por el manejo de estímulos conspiró para el surgimiento de Milei, además el cambio en la organización del trabajo dio un cuadro definitivo para tratar de imponer “ el individualismo” “el emprendedurismo” y “la meritocracia”. No es extraño entonces que MILEI encarne la “lucha contra el colectivismo “ contra todo vestigio de “solidaridad y justicia social” .
En cuarto lugar, digamos de paso, que los años de pandemia, no detuvieron sino más bien aceleraron los procesos de concentración y centralización del capital. Los ricos se hicieron más ricos, los pobres, más pobres. Nuestro país no fue la excepción. El proceso de apropiación de la riqueza mundial generada por los trabajadores, algo inherente al propio desarrollo económico del imperialismo se vio potenciado en la crisis global. A su vez no hay que dejar de ver que las guerras, las hambrunas y las pestes son formas de reducción de la población mundial . Su utilización como armas de las guerras geopolíticas del imperialismo tienen dos sentidos: por un lado minar la economía de los adversarios políticos del imperio y por otro establecer una estrategia Malthusiana de disminución de la población mundial.
Estos factores que señalamos no estarían completos si no le agregamos las apetencias del gran capital financiero y su disputa geopolítica para apropiarse de los recursos y bienes comunes de los países subdesarrollados. En nuestro caso: el litio, el gas, las reservas hídricas, los hielos continentales y los territorios. No olvidemos que Milei es financiado por el fondo de inversión Black Rock.
El escenario que se fue configurando rápidamente en la Argentina postpandemia creó las condiciones para la irrupción del personaje mediático, de aspecto juvenil, modos desenfadados, sobreactuada aversión a la política y los políticos, ampliamente compartida por la audiencia, y mensaje mesiánico. Irrupción fuertemente acompañada y promovida por los medios hegemónicos. Cumpliendo con las prescripciones más elementales del manual de marketing, los medios supieron imponer su producto y venderlo. En paralelo, un gobierno que no supo ni pudo poner freno a la inflación, que convalidó la deuda que había contraído Macri con el FMI, que incumplió promesas básicas (“llenar la heladera de los argentinos”) rifando lastimosamente el capital político que le había dado el triunfo en 2019.
En quinto lugar es indispensable ser críticos con nuestros propios errores como izquierda. La falta de un balance político colectivo de los procesos revolucionarios de los setenta. Entendiendo aquella década como el escalón más alto en la conciencia política de las masas, como el grado más importante de desarrollo de las organizaciones revolucionarias de nuestro país. Hoy frente a esta realidad dónde imperan el posmodernismo, el individualismo, el derrotismo, el intento de construcción de un revisionismo fascista, basado en la tergiversación e imposición de las visiones de los genocidas, es un trabajo cultural fundamental el rescate de las experiencias, aprendizajes y ejemplos de toda una generación que entregó la vida, haciendo el más sagrado de los sacrificios que un ser humano puede hacer por construir una sociedad sin explotadores ni explotados.
El abandono de banderas históricas de la izquierda y el aggiornamento a una ola progresista, dio pie a la apropiación por el fascismo del concepto de libertad como una consigna propia, lo cual representa no solo una contradicción y un oxímoron, sino un canto de sirenas que intenta conquistar con consignas vacías, de “autoayuda”, la conciencia de las masas. Otro de los conceptos apropiados por este nuevo fascismo es la rebeldía y la confrontación, desviándolos hacia una rebeldía, inmadura, y hasta reaccionaria en beneficio del poder. Y hacia una confrontación que busca ocultar al verdadero enemigo de los pueblos y disolverlo en una “casta” amorfa que se puede aplicar a cualquier expresión social. Al hablar de la casta se oculta la burguesía, el imperialismo, el sistema capitalista como origen de toda injusticia humana.
Por cuestiones de marketing y claudicación ideológica, la izquierda se desligó de conceptos como revolución, toma del poder, violencia revolucionaria y socialismo. Por un lado algunos sectores de la Izquierda terminaron asumiendo una política electoralista que tiene como único objetivo ganar escaños en el Parlamento burgués. Y por otro el movimiento de grupos que influidos por el “autonomismo” corren atrás de las urgencias económicas de las masas, organizando la demanda y administración de la subsistencia y dejando al costado la formación política. El llamado “progresismo” a su vez hizo mella en amplios sectores de los intelectuales orgánicos del campo popular . Y su visión reformista de un “capitalismo humano” choca de frente con la concentración criminal de la economía y con las oligarquías locales que mantienen los monopolios comunicacionales, productivos , con enclaves en la justicia y la política. Es decir el fracaso de las opciones “Progresistas” se debe a la ingenua ilusión de que se puede administrar el Estado en beneficio de las masas populares sin confrontar con la oligarquía y sin desarmarla.
La situación del pueblo es desesperante
La desilusión colectiva no fue hacia el gobierno solamente sino contra la política en general. Milei y sus secuaces arremetieron sin inhibiciones contra un conjunto de valores que se consideraban como intocables: los derechos humanos, el sentimiento nacional, la soberanía sobre las Islas Malvinas, las conquistas sociales consagradas en la Constitución, los derechos de las minorías, la diversidad sexual etc. Todo ese universo se convirtió en un objetivo militar a ser destruido por la motosierra. Y en ese sentido vale traer aquí una reflexión del compañero Mario Mazzitelli: “Para unos las Malvinas son un patrimonio discutible y enajenable. Podrían cederlas por vacunas, para pagar deuda externa o para disminuir el gasto en el presupuesto nacional. Para los otros son parte de nuestra integridad territorial. Por eso rechaza el colonialismo violento del Reino Unido y sostiene que las Malvinas son argentinas.
Los enemigos pretenden que decaiga la moral patriótica. La des-malvinización no fue ni es un proceso natural, sino manipulado. Han trabajado para debilitar nuestro espíritu, confundirnos, ubicarnos en la situación de incapaces para auto-gobernarnos (Dornbush-FMI-2002), intentan diseñar el sentido común de un pueblo débil. (negritas nuestras)
Quedó demostrado en Mendoza en el estadio de futbol Malvinas Argentinas, donde las imágenes de la bandera patria y de las Malvinas, en los laterales de la pantalla electrónica, fueron tapadas para no herir la sensibilidad del Reino Unido. El escándalo que se configuraba era de semejante magnitud que tuvieron que destaparlas. Pero una vez más quedaba demostrada la carencia de espíritu patriota, por lo menos en unos sectores importantes de la dirigencia”. (El vaciamiento espiritual de la patria. M.Mazzitelli- aayllu.com )
Milei recibió votos provenientes de todos los sectores sociales y de todas las franjas etarias, pero principalmente de los jóvenes y de los más pobres. Sin mayor argumentación para sustentar su decisión, la respuesta de los votantes era la necesidad del cambio, sin importar qué tipo de cambio ni en qué dirección. Asimilando el voto con una suerte de lotería, la formulación era que había que “probar” con otra cosa. Y todo intento de razonar juntos se ha estrellado contra un muro invisible pero compacto. A su vez es urgente romper con la imagen que intenta construir el fascismo argentino de “mayoría absoluta e indiscutible” de una fuerza “solida e incólume”. Estamos frente a un gobierno extremadamente débil. Que la mayoría del pueblo no votó, es decir : apenas obtuvo en segunda vuelta 14 millones de votos , 11 millones tuvo su adversario Massa y 9 millones de personas no votaron….es decir 20 millones de personas no votaron a MILEI. Estos números tienen su traducción en que nos Gobierna un presidente que tiene minoría absoluta en las dos cámaras legislativas , que no posee ni un gobernador e intendente. Es decir un cascarón vacío sin experiencia ni gestión.
En la búsqueda de pistas que nos orienten para encontrar respuestas, hemos topado con un clásico, de Wilheim Reich (1897-1957): Psicología de masas del fascismo.
Refiriéndose al proceso de surgimiento del nazi fascismo nos dice Reich: “Se veía cada vez más claro que limitando el debate a los procesos objetivos de crisis socio-económica (modo de producción capitalista, anarquía económica, etc.) la propaganda política de masas no llegaba a nadie fuera de la minoría de aquellos que se encontraban ya incorporados al frente de izquierdas, que no bastaba con poner en primer plano la miseria material, el hambre de las masas, ya que esto es lo que hacía cada partido político, e incluso la Iglesia; y finalmente este fue el triunfo, en lo más profundo de la crisis y de la indigencia, de la mística del nacional-socialismo sobre el socialismo científico. Era imprescindible, por tanto, reconocer que había manifiestamente en la propaganda y en la concepción de conjunto, una gigantesca laguna a partir de la que se podía comprobar igualmente que se trataba de insuficiencias en la aprehensión marxista de la realidad política, insuficiencias a las que se podían encontrar múltiples medios de remediarlas en el método del materialismo dialéctico. Pero no habíamos sacado partido de estas posibilidades; digamos, para anticiparlo de forma breve, que la política marxista había o había integrado mal a sus cálculos y a su práctica política la psicología de las masas y los efectos sociales del misticismo”.
Es difícil ceder a la tentación de internarnos un poco más en el texto de W.Reich. Las negritas son nuestras.
“Cualquiera que haya seguido y vivido la teoría y la práctica del marxismo de estos últimos años en la izquierda revolucionaria se habrá dado cuenta necesariamente de que ambas estaban limitadas al único dominio de los procesos objetivos de la economía y a la política de Estado en sentido estricto, que no seguían atentamente ni captaban eso que se ha dado en llamar el «factor subjetivo» de la historia, la ideología de las masas en su evolución y en sus contradicciones; omitían principalmente el aplicar de modo siempre nuevo y el guardar siempre vivo el método del materialismo dialéctico, de aprehender por este método, de manera siempre nueva, cada fenómeno social nuevo. La aplicación del materialismo dialéctico a fenómenos históricos nuevos —y el fascismo es un fenómeno de este género, que no conocieron ni Marx ni Engels y que Lenin sólo examinó en sus inicios— no puede conducir a una práctica falsa, y esto por una razón muy sencilla, pero gravemente olvidada hasta hoy día: la aprehensión burguesa de la realidad se sale del tema de sus contradicciones y de sus datos reales; la práctica política burguesa se sirve automáticamente de las fuerzas de la historia que obstaculizan su evolución; no puede triunfar sino desde el momento en que la ciencia revolucionaria haya desvelado completamente las fuerzas que, opuestas a las primeras, deben necesariamente acabar con ellas. Como expondremos más adelante, la base de masas del fascismo, la pequeña burguesía soliviantada, no había puesto en acción solamente a las fuerzas regresivas de la historia, sino también a las fuerzas que empujaban potentemente hacia delante; esta contradicción no se ha advertido; es más, todo el problema del papel de la pequeña burguesía no ha ocupado nunca el primer plano de los debates hasta poco antes de la toma del poder por Hitler, e incluso cuando se ha dado este caso, aquí o allá, ha sido siempre de manera unilateral, mecanicista. En todos los ámbitos de la existencia humana, la práctica revolucionaria cae por su propio peso, con tal de que se adviertan las contradicciones en cada nuevo proceso; entonces consiste sencillamente en ponerse aliado de las fuerzas que actúan en el sentido de la evolución enfocada hacia delante, y en asegurar el dominio práctico para favorecer la toma de conciencia. Ser radical, decía Marx, significa «tomar las cosas por la raíz»; si se toman las cosas por la raíz, si se comprende su proceso contradictorio, la práctica revolucionaria está asegurada. Si no se las interpreta así, caemos, queramos o no, nos llamemos materialistas dialécticos o no, en el mecanicismo, el economicismo o incluso en la metafísica, y desarrollaremos necesariamente una práctica falsa”. (Psicología de masas del fascismo. Editorial Ayuso. 1974)
Naturalmente que no cabe la traspolación mecánica de momentos históricos distintos, pero no pueden negarse tampoco las semejanzas ni la vigencia del método para abordarlo. Las fuerzas revolucionarias suelen olvidar a menudo la advertencia de Engels en su carta a J.Bloch: “Según la concepción materialista de la historia el momento determinante de la historia es en última instancia la producción y reproducción de la vida real. Más no hemos sostenido nunca, ni Marx ni yo.”
En la actualidad vemos un Gobierno que cada vez más va profundizando sus características dictatoriales. Desde el inicio de su gestión no fue un hecho casual e inocente dar el discurso a la espalda del Congreso. Es una intervención de un valor simbólico que anunciaba no solo el gran desprecio hacia las cámaras legislativas, sino lo que es más grave aún, el odio hacia las instituciones del Estado y la República. En ese contexto se construyó un relato apocalíptico para legitimar una imagen de un líder que se autopercibe como fundacional y mesiánico. Para aplicar el Shock era necesario crear la “necesidad del mismo” y en esa batalla discursiva el poder cuenta con el control de los medios de comunicación para desarrollar la guerra psicológica de masas.
El “autotorgamiento de la suma del poder público “mediante el DNU y la Ley Omnibus es la cristalización de ese afán dictatorial. Pero una cosa son los sueños de un decadente monarca y otra la realidad marcada por la lucha de los trabajadores y el pueblo. A su vez no se puede asegurar que el bloque dominante sea una fuerza homogénea, está atravesado de internas que representan los intereses del capital financiero internacional y por otro, la oligarquía local con el PARTIDO MILITAR. Que aunque comparten el profundo odio y miedo al pueblo , a su vez discrepan en detalles secundarios. El congreso en la reciente caída de la LEY OMNIBUS fue la caja de resonancia del profundo hartazgo del pueblo que protagonizó el Paro General y las grietas del poder dominante. El gobierno frente a esta realidad parlamentaria adversa en la que puede quedar preso de un pedido de juicio político en su contra, tiene como perspectiva un escenario parecido al que tuvo Fujimori en los 90 , o cierra el congreso o negocia. Es necesario remarcar que la palabra “ negociación no existe en el vocabulario de Milei” Milei no tiene socios, tiene súbditos. Así que es de esperar que las internas se profundizarán
Este vodevil palaciego pasa a segundo plano cuando vemos la profunda caída del nivel de vida de las masas. El Gobierno descargó la caída más profunda y criminal en la historia en los salarios de los trabajadores, que cayó más del 30 por ciento en 3 meses. Este fenómeno se produjo por dos factores que concluyeron en:
– La liberación del mercado que dio rienda suelta a la inflación
– El congelamiento del salario
-La eliminación (ya ni siquiera subejecución) de las partidas sociales
-La eliminación de los aportes Nacionales a las provincias
Dado el cuadro de situación, todo indica que esta crisis se profundizará y con ella los niveles represivos.
Es urgente elevar la conciencia , dejar de ver los reflejos de la lucha economicista y entender el sentido esencialmente político de esta lucha “Somos nosotros mismos quienes hacemos nuestra historia, pero la hacemos, en primer lugar, con arreglo a premisas y condiciones muy concretas. Entre ellas, son las económicas las que deciden en última instancia. Pero también desempeñan su papel, aunque no sea decisivo, las condiciones políticas, y hasta la tradición, que merodea como un duende en las cabezas de los hombres”.
La batalla de ideas
“Trincheras de piedras valen más que trincheras de piedras”. “De pensamiento es la guerra mayor que se nos hace, ganémosla a pensamiento”. José Martí.
Los desafíos son enormes. La realidad nos interpela y nos plantea enormes tareas. Sostenemos con Marx, que cuando las ideas penetran en las masas se convierten en fuerza material. Hay que salir de la vulgata que ha desnaturalizado el pensamiento dialéctico. Hay que pensar la praxis de este tiempo. Los pueblos tenemos muchas herramientas en nuestra tradición, en nuestra cultura, en nuestra historia de lucha. Eso nadie nos lo podrá quitar. Pero hay que pensar el nuevo tiempo. Si las redes sociales se han convertido en campo de lucha, hemos de aprender a utilizarlas con la cabeza entre las nubes, pero los pies bien asentados en la tierra. Es decir, concatenando la realidad virtual con la realidad material. Remozar la utopía, o sea señalar la posibilidad real de un mundo nuevo, donde la humanidad conquiste su verdadera y definitiva libertad para salir como señalara Marx, de la prehistoria. Quizás ha sido Jean Luc Melenchón, dirigente de Francia Insumisa quien ha sintetizado mejor esa recuperación de la utopía:
La verdad es que no han entendido porqué estamos aquí. Nosotros no defendemos solamente el derecho a disfrutar de una pausa dentro de nuestra existencia. Por sobre todo afirmamos que el tiempo en la vida que tanto importa, no es únicamente el que es considerado «útil» porque está dedicado a “producir”. El tiempo y, socialmente importante es el tiempo del trabajo, es también el tiempo libre. Porque el tiempo libre no es el momento de inactividad, más bien es un tiempo del cual podemos disponer para poder decidir “qué cosas queremos hacer”.
Vivir, amar y también no hacer nada. Cuidar de los nuestros. Leer poesía, pintar, cantar, tiempo de ocio. El tiempo libre es el momento en el cual podemos tener la posibilidad de ser totalmente humanos.
De esto estamos hablando. Pero ellos nos dicen “Tenéis que trabajar más”.
¿Por qué tenemos que trabajar más? La clave del porvenir y del futuro no es producir todavía más. La cuestión no es producir más. Más bien es producir de una mejor manera. Y para ello no debemos trabajar más. La clave de un futuro ecológico es trabajar mejor, por tanto ¡trabajar menos! Y trabajando menos, el cansancio podrá ser repartido equitativamente entre todos.
Nosotros queremos defender el Derecho a vivir de una manera plena y humana el tiempo libre, en un tiempo autogestionado.
Y ellos ¿Qué cosa quieren hacer? Pues lo que hacen siempre. Eso. Intentar transformar cada cosa, viviente o inanimada, transformar todo en mercancía. Es esto lo que quiere hacer el Sr. Macron. Eres un miserable, por haber mercantilizado nuestras vidas, como con la salud, como estás haciendo con la educación. Te maldecimos por haber querido mercantilizar todo, arruinar todo, destruir todo, desgastar todo, cuantificar todo”.
Los trabajadores de la cultura hemos aprendido muchísimo en este tiempo de movilización y resistencia. Nos hemos abrazado en las calles con nuestros hermanos y hermanas. Hemos interactuado en asambleas, multisectoriales y manifestaciones. Nos hemos agrupado por nuestras ramas y hemos concluido en organizaciones más abarcativas. Hemos hecho intervenciones callejeras, festivales, obras etc. Demostrando que la cultura es una de las trincheras fundamentales dónde se construye la revolución. Entonces es necesario fortalecernos políticamente. Insertarnos con nuestros hermanos trabajadores , articular con otros sindicatos, con organizaciones Barriales y Sociales. Ir a los barrios, a las bibliotecas populares, a los comedores. Entender que no alcanza con tirar la LEY OMNIBUS, hay que derrotar al GOBIERNO FASCISTA y para eso hay que unir al pueblo. Este gran aliento que sentimos aquí en las calles, de toda esta gente maravillosa, reunida por diversos motivos, gritar la única verdad que vale la pena escuchar: ¡Viva la vida, abajo la muerte