PANORAMA DESDE EL PUENTE

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La realidad se está poniendo rara. Paco Urondo

Según el último informe del Observatorio de Políticas públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda, la economía de la Argentina creció un 10% en 2021, el doble de lo pronosticado por las consultoras (1).

En otro orden de cosas, la pobreza habría bajado al 40.6% aunque habría subido el número de indigentes, según un informe del Indec. (2) También habría bajado un punto el índice de desempleo.

Sobre el discreto encanto de estos datos se recuesta la alicaída política del gobierno. Pero, ¿por qué esas estadísticas no se reflejan en el humor de los trabajadores y el pueblo?

Son otros los números que se corresponden con el humor social. Estos indican que el 50 por ciento de los salarios formales está por debajo de la línea de pobreza. (3). Con dos salarios mínimos (a la fecha de $38.940, que ascenderán a 47.850 sólo a fin de año) un trabajador sigue siendo pobre pues el salario estimado para superar la línea de la pobreza es de $ 89690.

A pesar de esta ominosa realidad, las respuestas del gobierno, a saber, el bono de $6 mil (a partir del 18 de abril) para los jubilados que perciben menos de $ 38.630 (4) no parecen dar cuenta de la misma. Si consideramos que solo en marzo la inflación subió un 6 por ciento y que los precios de los alimentos insumen más del 80 por ciento del salario de los trabajadores, el panorama para los sectores populares no da para ser optimistas. Al cierre de este trabajo el gobierno anunciaba un nuevo bono para monotributistas y un refuerzo para el sector pasivo que ya ha levantado una ola de críticas de la derecha.

¿Dónde está la plata?

Los datos duros de la economía argentina indican que la Argentina no es un país pobre sino un país empobrecido. Al decir del economista Alfredo Serrano Mancilla, se trata de uno de los mayores acreedores netos del mundo. “En 2020 los activos de los argentinos en el exterior sumaban unos 400.000 millones de dólares (un poco menos de 90.000 están declarados ante la agencia tributaria), una cifra ligeramente superior al PIB de ese mismo año, y unos 120.000 millones de dólares más que los activos que los extranjeros tienen en Argentina.(Los datos proceden de la Posición de Inversión Internacional PII publicados por el FMI para 140 países)”(5). Ese dinero afuera, sostiene Mancilla, explica la pobreza de adentro.

Es dinero de unos pocos. Es dinero que no invirtió ni generó empleos ni fábricas en el país. Es dinero en gran parte improductivo. Es dinero fugado, evadido. Es dinero que demandó divisas y debilitó el peso y así generó inflación. 

Cortar esa sangría es la premisa para que ese dinero se destine a aumentar la producción, mejorar el empleo y salarios, favorecer el consumo. Desde ese punto de vista, la propuesta de la creación de un Fondo, con un aporte especial de emergencia sobre el valor de activos en el exterior no declarado, que hoy discute el Congreso nacional, puede ser una de las vías por más que la mejor solución sea la nacionalización de la banca.

De todas maneras no hay que perder de vista que la fuga de capitales es un fenómeno sistémico. De allí el aumento de la cantidad de paraísos fiscales en distintos puntos del mundo. En todo caso, la Argentina ocupa el tercer lugar detrás del Reino Unido y Rusia.  Según Pandora Papers Argentina tiene 2521 beneficiarios por fuga de capitales debajo de Reino Unido con poco más de 3000 y Rusia con cerca de 3000. Pero ninguna maniobra especulativa de las clases dominantes puede concebirse sin la complicidad del Estado.

La realidad laboral de la Argentina

La Argentina, donde “nadie quiere laburar” tiene una de las jornadas laborales más altas del mundo. (6)

  • En nuestro país, la jornada laboral legal es de 48 horas semanales.
  • Sin embargo, la jornada laboral promedio efectiva en la Argentina es de 38 horas y en el mundo, de 39 horas.
  • Más de la mitad de los empleados en la Argentina (y en el mundo), trabajan más de 40 horas por semana.

Por otro lado, más del 50 por ciento de los empleos son no registrados, es decir, se inscribe en la informalidad. Esa Argentina invisibilizada, la de los trabajos precarios y discontinuos, que a menudo requiere del complemento de un plan social para redondear una moneda, es la que acampa frente al Ministerio de Desarrollo y Acción Social. Esa Argentina estigmatizada canallescamente por los medios hegemónicos es la que horroriza a nuestras clases medias que reproducen acríticamente el discurso del poder donde el eje del mismo no es la manera de terminar con el hambre en un país que produce alimentos para 400 millones, sino la represión pura y dura.

Sin duda la derecha neoliberal está ganando por goleada la batalla cultural, pues ha logrado permear con su discurso la conciencia de una parte de las masas laboriosas. Hábilmente ha logrado legitimar en el sentido común la escandalosa concentración de la riqueza, la evasión de impuestos, la especulación y hasta el contrabando.

Mirando desde otro ángulo, el del reparto de la renta nacional: hoy el sector trabajador percibe el 43 por ciento de la misma frente al 54 por ciento que percibe el sector empresario.

El “campo”: realidad y mito

La guerra entre Rusia y Ucrania es un factor que ha favorecido a las grandes patronales agropecuarias. “Según cifras oficiales del Ministerio de Agricultura, los precios en dólares de los granos en Chicago subieron hasta 32 por ciento en el primer trimestre, lo que redundó en una mejora en los márgenes netos de los propietarios de campo de hasta casi 44 por ciento en el caso del trigo. Esto se completa con niveles récord de venta de maquinaria agrícola, que reflejan una mejora de la actividad que se sostendrá en el mediano plazo”. (7)

En relación a lo anterior el ministro Guzmán en un reportaje concedido a C5N anunció que el gobierno enviará al Congreso un proyecto para gravar “la “renta inesperada” de las empresas que se benefician de los superprecios de los commodities a causa de la guerra en Ucrania. “Se aplicará una alícuota sobre el componente de renta que es inesperado. El enfoque estará puesto en empresas con ganancias netas imponibles altas, superiores a los mil millones de pesos en el año. Para tener una idea del universo implicado, en 2021 solo el 3,2 por ciento de las empresas del país tuvieron ganancias superiores a eso” (8). Naturalmente la derecha ya ha anticipado su voto negativo sobreactuando su rechazo con el latiguillo de que este es el país que cobra más impuestos en el mundo, y que ese régimen tributario estaría castigando la inversión y la innovación productivas. Lo contrario es verdad. En dicho esquema impositivo, la mayor contribución, equivalente al 30 por ciento es la del IVA, el más regresivo de todos. En tanto la contribución de los bienes y fortunas personales no alcanza al 2 por ciento. Nada si comparamos con países del llamado Primer Mundo como Estados Unidos (10 por ciento), Canadá (12 por ciento), Francia (9,3 por ciento), Dinamarca (24 por ciento) (9).

El mito del “campo” como salvador de la República, a quien no se debe tocar un centavo de sus ganancias, ha ganado la conciencia de nuestra bienpensante clase media. Se da por descontado que las fortunas amasadas por los grandes propietarios es el fruto del trabajo esforzado de esas familias de grande apellido. La posibilidad de aumentar retenciones a las exportaciones para desacoplar los precios internacionales del maíz, el trigo, la soja o las carnes abroquela a los supuestos salvadores amenazando con una rebelión similar a la que motivó la resolución 125 (10) mientras por otro lado maniobran ilegalmente para sacar del país sus productos y obtener ganancias sin reparar en los perjuicios a la economía local: desabastecimiento, mercado negro y suba de precios de los productos primarios.

Qué hacer

El peligro real de una conflagración nuclear responde al manotazo de ahogado de las potencias imperialistas para evitar que el mundo se encamine hacia un orden multipolar. Estados Unidos ve mermar su hegemonía y su fuerza para sostener el rol de gendarme planetario que se ha autoasignado, lo cual aumenta su agresividad y peligrosidad. El mundo vive quizá su momento más dramático en la historia de la humanidad.

La declinación irreversible del orden social, económico y político capitalista se expresa hoy en lo que denominamos democracias de excepción, donde la voracidad del capital se cuida cada vez menos de guardar las formas de la legalidad que las propias clases dominantes establecieron alguna vez y acentúa sus aristas represivas y de control social (Ver La transformación no para- Ismael Jalil- en este blog)

Frente al cuadro nacional actual, si se desea verdaderamente combatir la desigualdad y la pobreza, hay que atacar el problema de fondo que es la obscena concentración de la riqueza y de última el régimen de propiedad privada hoy altamente concentrada en cada vez menos manos.  

Es necesario repolitizar la sociedad por medio de una batalla cultural y política en todos los terrenos, y de una amplia deliberación, del diálogo y la articulación entre las fuerzas populares, en un proceso de acumulación capaz de modificar la relación de fuerzas. Donde las elecciones sean un instrumento más en la estrategia de liberación, y donde la apuesta principal esté puesta en la movilización popular. Sin hegemonismos, sin sectarismos, con una alta generosidad de todas las partes, aprendiendo a escucharnos.

De dicho diálogo y de dicha deliberación en los lugares de trabajo, de estudio y territoriales debe surgir la unidad que se plasme en un programa concreto antagónico al estatuto colonial del FMI.

En esta perspectiva el rearme ideológico y político de nuestra clase es fundamental pues es la única garantía para parar a la derecha y el fascismo y abrir el camino hacia una salida postcapitalista. Frente a las ilusiones demagógicas sembradas por el reformismo, dicho rearme implica incluir en la agenda popular la salida revolucionaria a la crisis.  

En este proceso es correcto acompañar iniciativas como la Autoconvocatoria por la suspensión de la deuda externa, o el más reciente Comité de Acreedores de la Deuda Interna cuyo proclamado objetivo es: visibilizar las múltiples deudas internas que el Estado Argentino mantiene con su único verdadero acreedor: el Pueblo. Dicho comité, en carta dirigida a Comisión Bicameral Permanente de Seguimiento y Control de la Gestión de Contratación y Pago de la Deuda Exterior de la Nación expresa: El Comité es un espacio amplio de articulación entre personalidades y organizaciones sociales, políticas, gremiales, universitarias, académicas, de derechos humanos, eclesiales, sanitarias, periodísticas, feministas, de pueblos originarios, culturales, entre otras, destinado a coordinar acciones públicas, institucionales y judiciales tendientes a buscar conocer verdad, obtener justicia y garantizar la reparación frente a los daños ocasionados por la gran estafa que ha sufrido la Argentina.

Una reflexión que nos surge es acerca de la orientación política. Cómo conjugar el reconocimiento de la realidad objetiva con los deseos y la voluntad. Entendemos legítimo respaldar toda iniciativa que beneficie al pueblo trabajador y a sus estratos más necesitados, aunque resulte insuficiente y poco satisfactoria. La gravedad de la situación obliga a dejar de lado las fórmulas dogmáticas del todo o nada y a empujar a favor de todo aquello que signifique un alivio para nuestros hermanos más castigados por la crisis sin dejar por ello de pelear por las soluciones de fondo.-  Abril 2022

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