Científicos de la Facultad de Ciencias Vegetales de la Universidad de Tel Aviv, anunciaron en los últimos días, que han grabado con micrófonos especiales sensibles a los ultrasonidos, los gritos de dolor que emiten las plantas cuando las cortan o les falta el agua. En Gaza no hay micrófonos.
Giorgio Agamben
Digo que la mayor victoria del capitalismo ha sido naturalizar sus barbaries. Hace unos dìas, en el contexto de la agresiòn sionista sobre Palestina, un grupo muy activo y potente de la comunidad musulmana en la que me criè, me invitò a un conversatorio que entiendo muy necesario. Con la finalidad de impulsar las acciones de solidaridad con nuestros hermanos de sangre, credo y clase vilmente masacrados por el estado terrorista de Israel, la charla giró sobre las formas que tenemos de accionar solidaria pero sobre todo inteligentemente.
Para quienes no lo saben, el Estado argentino integra la oprobiosa lista de los 35 estados del mundo que suscribieron la definición de antisemitismo dado por la IHRA (el recordatorio internacional del Holocausto). Por aplicación de una ley específica, la 23592 en su art 3 cualquier acción que expresa o implícitamente mencione críticamente al estado de Israel obliga a la instrucción de una denuncia y un proceso penal en su consecuencia. Aclaro que el eufemismo que utiliza la ley tiende a confundir intencionalmente la sagrada condición de judío con la inmoral adscripción al sionismo. De esa forma, los acostumbrados cómplices en el país de los crímenes terroristas que comete Israel (por ejemplo la DELEGACION DE ASOCIACIONES ISRAELITAS ARGENTINAS, DAIA,) se han convertido en patrulleros sionistas que andan por nuestras calles con el uniforme de la hipocresía y la degradación que califica al estado genocida al que le cuida sus intereses en el rincón más austral del mundo.
Son conocidas las numerosas causas que han montado con la cobardía y la supremacía racial y discriminatoria que los caracteriza. Resumo en la llamada causa de los “Hermanos Salomón” (la acusación generada entre la DAIA y el macrismo a fines de 2018, sobre dos pibes de la comunidad cuyo delito fue haber sido descendiente de árabes y de religión islámica que debieron soportar en el penal de Ezeiza -y por varios días- una detención calificada como una de las peores defecciones del mal llamado estado de derecho. Reparen en esta terminología, “estado de derecho”, y más ahora, que se están cumpliendo 40 años de su presunta reposición.
Vuelvo a aquella charla y admito que me emocioné pues no solo se halla entre las más importantes que he dado en mi vida por el aporte que podía brindar, además, la hice en un ámbito que necesariamente me remontaba a esa Patria del corazón que es la infancia (José Martí siempre presente).Porque la hice entre gente de todas las edades, hombres de barba y aceitunos, jóvenes muchos y otros como yo, pero todos con esa nariz que parece mandar más atrás la cara. Y sus mujeres, a la postre mis primas, con su hidalgo hiyab, su muestra de fe ligada a la disposición a la pelea que las torna infinitamente más bellas y necesarias. Y los pibitos. Carasucias que desde sus changuitos me regalaron la certeza del futuro. Una auténtica comunidad argentina, con los pies enraizados en esta tierra inmejorable y con su sangre compartida con los hermanos del “blet” (así llamaban a su tierra natal mis abuelos). Una de las mejores preguntas recuerdo la hizo una mujer: “cómo es posible que la Justicia los apañe y no nos proteja? Dónde ha quedado el estado de derecho”, reflexionó en voz alta. Recuerdo que les cité a Giorgio Agamben, un autor italiano que habla de una patraña universal que precisamente denominan estado de derecho pero que en verdad es justamente lo contario: un estado de excepción en dónde la regla es la falta de derecho. Salvo el “derecho al poder”, como dijo un académico libanés que renunció ante sus alumnos a enseñarles “derecho internacional y el rol de la ONU” ante la evidente vía libre para la limpieza étnica que las dirigencias mundiales (salvo honrosas excepciones algunas del corazón nuestroamericano) le brindan al estado gendarme, terrorista y genocida de Israel.
Dije entonces: no crean en la justicia, solo existe para quien la puede pagar o la detenta desde su condición de poderoso. Actúen con inteligencia, sin que ella puede actuar sobre nosotros. Ni el pobre, ni el trabajador, ni el que lucha, el originario, el musulmán y otros tantos “nuevos subversivos” puede confiar en ella. Está tomada por el Poder, y el Poder es Imperial. EEUU desde lo económico y social e Israel como proveedor de las armas con las que las élites suelen hacer del ser humano de a pie un blanco móvil. Vuelvo a aquella imagen en la que mate en mano (esa costumbre criolla es tan querida por mi familia) intercambiamos denuncias, historia y convicciones. Faltó el kenum (brasero) como para recrear correctamente la escenografía de aquella infancia mía cargada de ética y principios imborrables que portaban los viejos elementales, casi analfabetos, de los que desciendo con orgullo inmenso.
Veía a estas nuevas generaciones en esa reunión y permanentemente las imágenes de la masacre en Palestina se me presentaban en esos rostros tan idénticos (calidad de igual a sí mismos), en esas ropas tan similares, en esos gestos tan iguales de bronca y dolor inconmensurables, en esos pibitos que bien podían ser los que ya no están allá porque la mano asesina de Israel dispuso su conversión en ángeles. Ese demonio universal, ese enemigo de la humanidad, no sabe que ellos cuidan las espaldas de nuevas Intifadas. Ya lo verán. Mañana mientras tanto, se convoca a una Marcha en Buenos Aires, para sumar a la Argentina -a pesar de los candidatos truhanes que se aliaron con el victimario- en la lista de los Pueblos Dignos que levantan el puño por Palestina. Ahí habrá que estar, como señal inequívoca de que este, nuestro amado país del Sur del Mundo, está en las antípodas del criminal Estado de Israel y al mismo tiempo muy cerca de esas mujeres con hiyab amamantando el dolor, de esos hombres frágiles acunando hijos inertes, de esa causa que multiplica día a día solidaridades y esperanzas de liberación, justicia y Paz. De eso no sabe el enemigo.