LA ASTUCIA DE LA RAZÓN MOVILIZADA*
Nada de plebiscitos, el pueblo hace 20 años que se expresa y esta vez fue rápido y contundente.
Pocas veces en la historia presente (nuevo ámbito de la historiografía contemporánea), algunos sucesos se producen, desarrollan, generan un conflicto dentro de otros conflictos previos o contextuales y se automodifican como éste, el de la zonificación por ley, que se sanciona un miércoles 15 de diciembre y se deroga un martes 21 de diciembre. Muy rápido el trámite, muy inquieto y caluroso el escenario.
En medio, masivas manifestaciones callejeras, con toda la mística y la bronca que hace casi 20 años se expresa en tierra chubutense, desde Esquel y la zona cordillerana hasta, en estos tiempos, las ciudades de la costa y la petrolera Comodoro Rivadavia, con declaraciones en contra de concejales y también intendentes, cada uno a su tiempo, a medida que la provincia se “incendiaba”.
En medio, la urgente promulgación de la ley, a cargo del gobernador Arcioni, siempre rápido para asegurar a las empresas y los accionistas un futuro lleno de dólares y para asegurar al pueblo el nefasto futuro del saqueo y la contaminación.
En medio, las actitudes circenses (con respeto del circos y payasos) de diputados que un día votaron a favor y cuatro o cinco días después aconsejan derogarla ley que votaron para contribuir a la paz social.
En medio, la dura represión de las fuerzas policiales, como suele suceder en la provincia, al estilo facho del ministro de gobierno, fallido candidato a senador.
En medio, numerosos organismos técnicos, expertos en física, química, biología, hidrología y leyes, reiteraban los riesgos de imponer megaminería en dos departamentos centrales de la árida y subpoblada meseta chubutense y que la misma ley era inconstitucional.
En medio, políticos confiables y no tanto, fueron quitando al gobernador la poca base de sustentación que tenía: su propio vice pide la derogación (hace tiempo que no se llevan bien, salvo en eso de gobernar de modo turbio) y los intendentes, siempre genuflexos y prudentes (para evitar los cierres de canillas de subsidios), declaran la conveniencia de la derogación o suspensión cuando ven la masiva respuesta popular, siempre en aras de la paz social, la búsqueda del consenso y el diálogo y no los ataques e incendios (siempre de origen dudoso) a patrimonios de todos, como la casa de gobierno en Rawson u otros edificios oficiales.
En medio, los instrumentos de la prensa hegemónica, a los que se sumó en un principio el diario Página12, los incendios y la violencia eran inaceptables porque el camino debe ser el diálogo, pero eran noticia.
Ayer, lunes 20, antes de las 19 horas, cuando en las plazas y puntos céntricos de las ciudades y pueblos se volvían a reunir centenares, miles de vecinos al son de bombos y redoblantes murgueros, porque la bronca no quita la alegría verbal, sonora y corporal, el gobernador anunciaba la suspensión, palabra que luego cambió por derogación, de la “polémica” ley, en pro de la paz y el diálogo y llamó a un plebiscito, así, a secas, sin mayor detalle.
Festejos y marchas, triunfo popular, ruidos y cantos… Nuevo triunfo del NO A LA MINA… A la mañana del martes 21, poco antes de escribir esta nota, la misma legislatura que por pocos votos había sancionado la zonificación, la deroga.
¿Qué se sigue pidiendo?
Que los enormes montos de dinero pensados para aportar a la infraestructura que reclama la megaminería metalífera y contaminante se destinen a la reactivación ganadera y agropecuaria en general, necesarias para los pobladores de la meseta.
Que no haya saqueo de recursos dejando sin agua los acuíferos (del subsuelo), aptos para cualquier actividad de vida. Que se respete la Iniciativa Popular, avalada por miles de firmas en pos de un presente y un futuro con agua, sin riesgos de contaminación y sin saqueos institucionales.
Y se rechaza, desde ahora, cualquier intento de distorsión y compra de voluntades mediante consultas. Nada de plebiscitos, el pueblo hace 20 años que se expresa y esta vez fue rápido y contundente.
No obstante, existiendo políticos de dudosa credibilidad, un gobernador que no renuncia, las intenciones de las empresas mineras, la persistencia del proyecto “Navidad”, a medida de la Panamerican Silver (recuerdo que “silver” significa plata) y el decidido y expreso apoyo del gobierno nacional a la explotación megaminera en Chubut… la lucha continúa.
*La frase “la astucia de la razón” no sólo sirve al título; es un breve homenaje al enorme José Pablo Feinmann que se ha ido, pero nos ha dejado, entre tantas obras, una novela así llamada…
JORGE ORIOLA
Historiador y docente universitario
Esquel, Chubut