Redoblar el diálogo desde posiciones de unidad e independencia
Nos despedimos del 2020 con la expectativa de algo mejor para este nuevo año. Aún cuando somos conscientes que aquello a lo cual aspiramos, sólo vendrá de nuestros propios brazos y de nuestra propia voluntad.
El 2020 no se fue sin pena ni gloria. Hay tres acontecimientos que pueden constituir sólidos mojones para la lucha que vendrá. El primero es la llegada de la vacuna Sputnik V y el comienzo de la campaña de vacunación masiva más importante de nuestra historia. (Ver en este blog: “La vacuna rusa altera el escenario político nacional”). Campaña que se inicia en medio de la metralla mediática de la derecha gorila empeñada en sembrar la desconfianza y la desmoralización del pueblo.
El segundo es la aprobación en el Senado de la ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) producto de la larga y tenaz lucha de la llamada ola verde del movimiento feminista. Las compañeras seguirán movilizadas hasta que la reglamentación de la ley garantice su efectiva instrumentación principalmente en las provincias más conservadoras donde el poder de las iglesias parece omnímodo.
La tercera es el enorme triunfo de lxs compañerxs aceiterxs que con una huelga que paralizó durante 21 días los puertos de embarque de granos alcanzó un acuerdo de salario mínimo, vital y móvil que alcanzará a los $93647. Un triunfo, fruto de la lucha y la unidad entre distintos gremios, sobre el poderoso sector agroexportador y sobre el Pacto Social que firmaron gobierno, las centrales sindicales burocráticas y las grandes patronales. Sin caer en fáciles triunfalismos entendemos que este logro brinda enormes enseñanzas y tiene proyecciones estratégicas hacia el rearme político de las clases trabajadoras.
La Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina reivindicó el acuerdo paritario como un “triunfo” de quienes “impulsaron la solidaridad con conciencia de clase, sostuvieron la unidad y lograron vencer a la prepotencia patronal del poder económico concentrado de las empresas y multinacionales que controlan este sector clave para la economía de nuestro país”. La huelga en sí misma, ninguneada o silenciada por los medios hegemónicos es una clara señal hacia el conjunto de la clase, hacia el gobierno y hacia la burocracia sindical.
Nos queda pendiente la lucha para que nuestra clase pasiva perciba el reconocimiento a una vida de trabajo con un haber jubilatorio que esté por encima de la línea de la pobreza. La nueva fórmula de movilidad previsional basada más en conjeturas optimistas de deseable despegue o rebote económico que en realidades de hoy, significa una nueva postergación de nuestrxs jubiladxs y va en línea con las exigencias del FMI. Entendemos que la recomposición de los haberes previsionales no puede seguir eludiendo el restablecimiento de las cargas patronales que viene descendiendo desde la época de Martínez de Hoz. La dictadura quitó quince puntos y luego Cavallo otros ocho y nunca fueron repuestos. El gobierno actual también rebajó las cargas patronales. La renta minera y financiera tienen que tributar a la seguridad social. El IVA que es un impuesto regresivo y anacrónico aún en el mundo capitalista, debe dejar de ser la principal fuente de financiamiento. (Eugenio Semino: “La nueva fórmula de movilidad se hizo para mostrarla al FMI. ” Finlandiaestación.com)
Cuando al interior de la coalición gobernante se empiezan a expresar las tensiones propias de un armado heterogéneo entre intereses enfrentados, resulta necesario redoblar el diálogo con la base trabajadora desde posiciones de unidad e independencia.