Dante Alfaro
Ese hombre de voz profética venía a traernos el mensaje de libertad que aún nos interpela.
LLEGASTE a mí directamente del Levante. Me traías,
pastor de cabras, tu inocencia arrugada,
la escolástica de viejas páginas, un olor
a Fray Luis, a azahares, al estiércol quemado
sobre los montes, y en tu máscara
la aspereza cereal de la avena segada
y una miel que medía la tierra con tus ojos.
También el ruiseñor en tu boca traías.
Un ruiseñor manchado de naranjas, un hilo
de incorruptible canto, de fuerza deshojada.
Ay, muchacho, en la luz sobrevino la pólvora
y tú, con ruiseñor y con fusil, andando
bajo la luna y bajo el sol de la batalla.
Pablo Neruda (Poema a Miguel Hernández- fragmento)
Sólo la poesía puede convertir la conmemoración de la muerte de un hombre en celebración de la vida. Sólo la poesía de un prisionero puede convertirse en celebración de la libertad.
Pongamos las cosas en claro, escribimos sobre Hernández no porque lo hayan muerto de prisión en prisión, negándole la más exigua atención médica en las cárceles del franquismo, sino porque en estas horas inciertas del mundo necesitamos a este viento del pueblo.
Sacudiéndose la hojarasca del tiempo, el polvo de los siglos, (¿cuántos siglos contienen los 79 años transcurridos desde su muerte?) este viento del pueblo sigue soplando, y al releer su poesía cada palabra nacida de la pasión, brilla con la misma intensidad.
El pastor de Orihuela que había nacido en 1910 y falleció en Alicante el 28 de marzo de 1942, se autorretrata tal vez major que en cualquier fotografía en su poema “Niño yuntero”.
Carne de yugo, ha nacido
Más humillado que bello,
Con el cuello perseguido
Por el yugo para el cuello.
Pero ese hombre de voz profética, pobre de solemnidad, venía a traernos el mensaje de libertad que aún nos interpela. Asombrosa es la trayectoria de Miguel que atravesó como una estrella fugaz el cielo de la poesía y el cielo de la historia de España. Porque esa lucha por la libertad asemeja su vida y su evolución poética a la del gusano de seda. Obligado por las circunstancias de la pobreza, tempranamente debió dejar la escuela para dedicarse al pastoreo de cabras. Autodidacta, sólo en 1931 logra adquirir su primera máquina de escribir, una Corona de 300 pesetas y le veremos subir cada mañana al monte con un hatillo al hombro y la máquina con la cual escribiría sus primeros poemas.
Su primer poemario, Perito en lunas, refleja la enorme influencia del neogongorismo y del clima religioso de la época. Sólo a partir de su segunda incursión en Madrid donde ha de conocer a Vicente Alexandre y Pablo Neruda con quien trabará una amistad memorable, su poesía da un vuelco fundamental hacia lo terrenal y lo social. Estamos ya en 1934. Ese vuelco se advierte ya en su poemario El rayo que no cesa. De la crisálida ha salido la mariposa de su poesía en todo sue splendor.
Al estallar la Guerra Civil Española, Miguel Hernández se alinea sin hesitar en el bando republicano. En el verano de 1936 se afilia al Partido Comunista y en 1937 asume responsabilidades como comisario politico en el ejército republicano, concretamente en el legendario 5° Regimiento. Luego pasa a otras unidades de combate en los frentes de Teruel, Andalucía y Extremadura. En 1937 se casa con Josefina Manresa. De ese año es uno de sus libros fundamentales: Viento del Pueblo.
En el verano de 1937 asiste al II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura que se realiza en Madrid y Valencia, donde conoce al peruano César Vallejo. Más tarde viaja a la Unión Soviética en representación del gobierno de la República.
En 1939, cuando intenta cruzar la frontera de Portugal, es detenido por la policía del dictador Oliveira Zalazar, y es entregado al gobierno franquista. Condenado a muerte, dicha sentencia es conmutada por la pena de cadena perpetua.
La derrota del campo republicano se cobra una nueva víctima, su libro “El hombre acecha”, cuando una “comisión depuradora” franquista ordena la destrucción completa de su edición.
Hoy cuando la derecha más reaccionaria y fascista pretende levantar cabeza nuevamente en España y en el mundo, la obra de este poeta excepcional, al igual que la de Federico García Lorca, Antonio Machado, Rafael Alberti y otros, cobra vigencia. Conozcamos y hagamos conocer la poesía de Hernández.
En esa perspectiva queremos terminar este informe con las palabras de André Malraux pronunciadas en oportunidad del II Congreso Internacional de Escritores para la Defensa de la Cultura:
«Se ha producido en toda España una explosión de barbarie… Este levantamiento criminal de militarismo, clericalismo y aristocratismo de contra la República democrática, contra el pueblo, representado por su Gobierno del Frente Popular, ha encontrado en los procedimientos fascistas la novedad de fortalecer todos aquellos elementos mortales de nuestra historia… Contra este monstruoso estallido del fascismo… nosotros, escritores, artistas, investigadores científicos, hombres de actividad intelectual… declaramos nuestra identificación plena y activa con el pueblo, que ahora lucha gloriosamente al lado del Gobierno del Frente Popular… »
En este campo
estuvo el mar.
Alguna vez volverá.
Si alguna vez una gota
roza este campo, este campo
siente el recuerdo del mar.
Alguna vez volverá.