Miguel Ángel Estrella. Gracias por tanto

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VOS NUNCA MÁS VAS A PODER TOCAR EL PIANO

Esto le decían a Miguel Angel Estrella los esbirros de la dictadura militar uruguaya que lo secuestró y torturó en 1977. Un año antes el pianista de renombre internacional había salido de la Argentina hacia el exilio pero la coordinación de esa empresa de muerte entre las dictaduras del Cono Sur que fue el Plan Cóndor, demostró su eficiencia capturando al músico. Miguel Ángel Estrella permaneció detenido hasta 1980 y salvó su vida merced a una enorme campaña internacional.  Más tarde contaría que fue un piano imaginario en el cual ensayaba piezas musicales también imaginarias, lo que le permitió soportar la tortura y sobrellevar la prisión. Aún estaba fresco en la memoria el cruel asesinato del músico chileno Víctor Jara en el Estadio Nacional de Chile, a quien destrozaron las manos antes de ejecutarlo.

En 1982, Estrella fundó la ONG Música Esperanza, con la que ofreció conciertos en lugares como cárceles y barrios desfavorecidos en todo el mundo y de ese modo “colocar la música al servicio de la comunidad humana y la dignidad de cada persona” según afirmó.

En 2003 fue nombrado delegado permanente de Argentina ante la Unesco, cargo que ocupó hasta finales de 2015.

En 2012 dio un concierto en el Penal de “Libertad”, a 50 km al oeste de Montevideo, donde había sido encarcelado y sufrido despiadadas torturas.

“Cuando estaba preso nunca se me habría ocurrido volver a la cárcel de ‘Libertad’ tantos años después, pero unos compañeros me decían ¿mira ‘chango’, si alguna vez cuando ganemos venís a este lugar a hacer música?

“No guardo odios para con nadie…el odio es el herrumbre del alma, solía decir mi madre”, relató serenamente el artista.

Miguel Angel Estrella perdonó a sus carceleros de entonces, a pesar del dolor sufrido por las torturas recibidas, tanto físicas como sicológicas. Una de las cuales fue la amenaza de sufrir la amputación de sus manos mientras escuchaba el sonido de una sierra eléctrica y una arenga despiadada: “te vamos a hacer lo mismo que a Víctor Jara” (1)

La humildad y empatía del músico tucumano, su convicción de que la música puede ser apreciada con idéntica sensibilidad por personas de todas las condiciones sociales es lo que lo hace un imprescindible sobre todo en estos tiempos de estigmatización y desprecio hacia los pobres. Nunca será suficiente la gratitud a su inmensa obra, a su entrega total al arte y a la cultura, al servicio de la paz, la solidaridad y los derechos humanos.

  • Ministerio del Interior del Uruguay
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