por David Gudiño
Mi cuerpo está asociado a la palabra negro.
Mi cuerpo de varón es marrón de rasgos indígenas. A mi cuerpo no lo veo en las pasarelas, ni en la moda. Me miro al espejo y nada de lo que veo en el mundo que habito está asociado a la belleza. Voy a castings y me dicen que doy chorro, das chorro me dicen. Me lo dicen como si fueran un médico clínico que anuncia mi padecer. Miro las revistas y solo veo mi color de piel en las notas policiales, o en las propagandas de ayuda económica, mi cuerpo vende necesidad y pobreza. Aunque no busque hacer nada malo, los oficiales de seguridad me siguen en el supermercado, en las farmacias, en los negocios, al salir me piden siempre que abra mi mochila, mi cuerpo es perseguido. Entro a un shopping y me observan de forma extraña, chequean una y otra vez mis compras, documentos y tarjetas de crédito, mi cuerpo es sospechoso. Mi cuerpo no está asociado al lugar donde nací, en el exterior no me creen que soy argentino. Las mujeres en las novelas no desean cuerpos con rasgos originarios, mi cuerpo no es objeto de deseo. Fenotípicamente está condenado a la invisibilización. Mi cuerpo está asociado a la palabra negro, aunque no es mi color, y en nuestro país puede ser usado como insulto. Mi cuerpo no tiene vellos, no tiene pelos, es lampiño, a la valoración sensual del hombre musculoso velludo mi cuerpo no aplica. Mi cuerpo marrón fue sometido por un cuerpo blanco, golpeado por un blanco, amarrado, humillado, esclavizado, vendido y asesinado por un blanco. Si ven un cuerpo marrón y le tienen miedo o los incomoda dejenme decirles que no somos todos violentos, no somos todos chorros. Si el respeto viene del latín volver a mirar, te pido eso, que me vuelvas a mirar.
David Gudiño es actor y estudió en el IUNA.