La memoria histórica de los de abajo se construye con retazos que vamos descubriendo con paciencia y tenacidad.
La evocación de los bombardeos del 16 de junio de 1955 trae al presente una lucha inconclusa del pueblo argentino por conquistar su verdadera independencia económica, con democracia y justicia social. Porque no habrá verdadera emancipación sin la participación sustancial de las masas laboriosas de este país, y por tanto no habrá verdadera emancipación sin la recuperación de sus luchas, acciones de resistencia etc. Con otros actores políticos, pero en muchos casos con los mismos apellidos, los sectores del privilegio tratan de disfrazarse y engañar a las masas para preservar el mismo régimen que restauraron en el 55 a sangre y fuego.
Leyendo a John William Cooke uno no puede evitar pensar en la flamante declaración de los 30 “intelectuales” que acaban de publicar bajo el título: “La democracia argentina en la encrucijada: neogolpismo o progreso”.
Dice el Bebe Cooke: El peronismo era una anomalía, una quiebra de la normalidad, una interrupción fatal y transitoria del devenir histórico: de la misma manera negaron a esa nueva fuerza que les infligía abrumadoras derrotas electorales y contra esa democracia real, fijaron la democracia como aspiración, a la cual se llegaría por intermedio de algún espadón que oportunamente pudiesen movilizar en su defensa.
Pero en todo esto, había algo más que mala fe: había la incapacidad de la clase dirigente argentina para comprender un fenómeno que no cabía dentro de las formas conceptuales del liberalismo tradicional…”
“…Los juristas de almas heladas inventaban decretos de desnazificación y crearon maravillas de la juridicidad como el decreto 4161 famoso, mientras los intelectuales inventaban teorías que iban desde la tesis de que constituíamos una acumulación multitudinaria de abrebocas encandilados por métodos de propaganda totalitaria hasta la distinción sociológica entre masa y pueblo, la masa como algo informe e indiferenciada, y el pueblo, para decir una palabra, constituido por gente que votaba a los radicales, los conservadores y socialistas. Hasta monseñor Plaza, el conocido clérigo del Banco Popular, anunció que la epidemia de poliomielitis que padecían los niños argentinos, era el castigo de Dios por el extravío del peronismo…”
La lucidez de Cooke no se limitaba a describir acertadamente la situación, sino que además lanzaba una advertencia casi profética sobre su propio campo:
“Pero para que el peronismo se adecúe a ese papel histórico de oposición al régimen, es necesario que tenga conciencia de las posibilidades, las obligaciones y el destino histórico que eso encierra. Es necesario que sea conducido con concepciones que no sean la réplica o la aplicación de las del régimen, sino que correspondan a la nueva realidad que ahora se llama peronismo, pero que ese es el nombre político, la nomenclatura que tomo un movimiento de crecimiento del proletariado argentino, porque el régimen mientras apela a la represión presume que tarde o temprano esa masa peronista se integrará al régimen democrático constitucional y no se integrará como peronismo sino como cliente electoral de cualquiera de los partidos que están adscriptos al régimen social e ideológico del régimen, y me temo que parte de las direcciones peronistas también estén empeñadas en transformar esa masa militante en una masa de electores, lo cual además de ser inadecuado como caracterización de las fuerzas, es además una imposibilidad práctica dadas las condiciones en que se da la lucha de clases en nuestro país…” (1)
Otro capítulo aparte es si las expectativas de las masas depositadas en su líder se vieron o no confirmadas en la práctica. El objeto de esta recordación es recuperar la memoria de ( al decir del propio Cooke) “miles y miles de hombres que sólo conocieron la derrota, pero lo que no conocieron fue el deshonor, y por eso nosotros impugnamos toda la historiografía clásica, porque no podemos llegar a compromisos eclécticos en que lo mismo valgan los verdugos que los inmolados.”
Abajo, testimonio sobre la particpación del suboficial Alberto de Ruvo en los episodios de 1955 en la voz de su hijo Carlos, residente en Ciudad Evita.
(1) 1945-1965 SITUACIÓN NACIONAL Y ACCIÓN REVOLUCIONARIA DE LAS MASAS. BAHÍA BLANCA CGT- 1965
Agradecemos la producción a cargo de Emiliano Alfaro.