MÁS DE 30 MIL RAZONES PARA MARCHAR

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Banderas irrenunciables del movimiento popular que no pueden ser arriadas ni siquiera con la excusa de una pandemia.

Memoria, Verdad y Justicia. Juicio y castigo a los militares genocidas y corresponsables del golpe cívico militar y eclesiástico de 1976. Desclasificación total de los archivos militares para conocer el destino final de nuestrxs compañerxs.  A ello agregamos el reclamo de libertad para Sebastián Romero, Daniel Ruiz y el desprocesamiento de todxs lxs luchadores sociales. Banderas irrenunciables del movimiento popular que no pueden ser arriadas ni siquiera con la excusa de una pandemia.

Las expuestas arriba serían razones más que suficientes para marchar. Sin embargo, desde la irrupción de la pandemia en nuestro país, los episodios represivos contra los sectores populares, las razzias y la persecución a lxs jóvenes en las barriadas de parte de las fuerzas de seguridad, la criminalización de la protesta social, y las provocaciones y ataques de la derecha contra locales sindicales y políticos, no han cesado. La desaparición en horas recientes, de un testigo clave en el caso de Facundo Astudillo Castro que debía ser protegido especialmente por el Estado, confirman esta convicción de que no se puede, no se debe, seguir cediendo a la derecha los espacios públicos, “ni un tantico así, nada”. Hay que recuperar las calles.

Lamentamos la deserción de los organismos de derechos humanos cercanos al gobierno, de esta cita de honor en momentos en que recrudece de parte de la derecha política, mediática y económica una campaña desestabilizadora pocas veces vista desde el restablecimiento del régimen constitucional.

A 45 años del golpe de estado, conviene no olvidar que el mismo no se dio contra un gobierno o un partido determinados, sino contra la clase trabajadora y el pueblo, sin otro objetivo que el de rediseñar el perfil económico y político de la Argentina de acuerdo a los intereses del imperialismo, de las transnacionales y de los grupos concentrados de la economía local. Y que esos enemigos históricos del pueblo argentino siguen constituyendo  el poder real que obtura y  estrangula cualquier posibilidad de desarrollo independiente y soberano del país. Ese plan de reorganización del capital en todo el mundo,  en gran parte cumplido y reforzado mediante la asfixia de la deuda externa, chocó y seguirá chocando sin embargo con el muro insuperable de la memoria de nuestrxs detenidxs desaparecidxs, que lucharon por una sociedad sin explotación ni opresión. De la respuesta activa, protagónica de nuestro pueblo depende el futuro.

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