Cuando nos animamos con la dictadura cívico militar
Corría mayo de 1983. La dictadura cívico militar se estaba yendo. Pero se iba a ir como llegó, matando. Así fue que secuestró y asesinó a los militantes Osvaldo Agustín Cambiaso (peronista) y Eduardo Daniel Pereyra Rossi (Montoneros) justamente por esos días. Crimen del terrorismo de estado por un grupo de tareas integrado entre otros por Luis Abelardo Patti.
Entonces éramos la UDEM (Unión de Educadores de Matanza) cuya secretaria era Mary Sánchez, al frente de una directiva diezmada por las cesantías, las persecuciones y hostigamientos. Pero habíamos comenzado lentamente a reorganizarnos en las escuelas con un activismo nuevo y variado. Nos reuníamos en la guardería Lirolay que estaba en la calle Ocampo de San Justo. Habíamos organizado ya una peña para juntar unos mangos. Cortamos el pasto del predio, acondicionamos el lugar. No pregunten fechas.
Lo cierto es que ya al comenzar el año discutíamos la posibilidad de una medida de fuerza que planteara algunas cuestiones básicas como la libertad sindical, la reincorporación de los docentes cesanteados, la necesidad de comedores escolares y la reparación de las escuelas.
En mayo de ese año hicimos una enorme asamblea a puertas cerradas en el Club de Leones. Fue un sábado. Se discutía la fecha de la medida. Muchos creíamos que necesitábamos tiempo suficiente para organizarla. Las opiniones estaban divididas. En la oportunidad se hizo presente el secretario del sindicato de municipales, Sluga que nos trajo su solidaridad.
A las puertas había mezclados periodistas, servis y demás yerbas, a la expectativa de las resoluciones. Convinimos en que teníamos que salir con una posición unificada. Por aclamación se votó el 1º de junio. Las otras dos Udem que coincidieron con nosotros eran la de Merlo y la de Morón.
Con el cuerpo de delegados organizamos la recorrida del distrito con volanteadas y pintadas utilizando los autos de los compañeros. Hicimos una amplia campaña de agitación y propaganda. Calculen que había miedo pero también bronca y la última ganó.
El paro docente convocado por la UDEM tuvo altísimo acatamiento. La jornada de lucha culminóen la plaza Sarmiento de Ramos Mejía donde confluimos miles de compañeros del distrito, de Morón y Merlo. El grito ya nacional de: Se va acabar / la dictadura militar fue uno solo. Esa huelga fue una gran escuela donde dejamos de lado nuestras diferencias para golpear como un solo puño. Gracias Hilda por la foto que mandaste. Nos debemos reescribir la historia de nuestro gremio para que no se extinga la memoria con los que nos vamos yendo. Abrazos a todas y todos los que participaron. Muchxs ya no están, Mi homenaje a todxs ellxs. D.A.