Nota de opinión: complicidades, coincidencias y modelos partidarios.
Escribe Gustavo López Pardo
Justo un día antes de las elecciones europeas, medios periodísticos recogieron un mensaje de la cuenta de X del ex presidente argentino Don Mauricio, el mismo del recordado “no se inunda más” y de la “pobreza cero”. Si la intención era influir en la numerosa colectividad española en la Argentina, llegó tarde: el tiempo para hacerlo era hasta el 6 de junio.
Se expresó a favor del Partido Popular y rotundamente afirmó que España es lo que es, gracias a Mariano Rajoy, el mismo que escribió a su tesorero Luis Bárcenas encarcelado por la Gürtel: fuerza Luis. También a Feijóo, al frente del PP quien fue fotografiado a bordo de un yate en compañía de un conocido proveedor de “fariña”. Y como no podía ser de otra manera, nombró a su alter ego, José María Aznar: el mismísimo que en su juventud militó en las filas del falangista Frente de Estudiantes Sindicalistas. El mismo que metió a España en la guerra de Irak, el mismo que mintió sobre el atentado de Atocha. El mismo al que el extinto y querido Wanfield calificó de “arrogante y banal petimetre de derechas”. El mismo cuyo padre, Don Manuel Aznar, fue nombrado embajador en Argentina por el mismísimo Don Francisco Franco y tuvo que salir de raje porque Perón lo metía preso por organizar el contrabando de los valiosos cuadros (Rubens, Tintoretto, entre otros) de la pituca mansión que alquilaba el catalán Cambó en la avenida Alvear. Estos son los modelos referenciales de Don Mauricio.
Par no dejarle a su nuevo amigo Milei, todo el escenario en la discusión con Sánchez, Don Mauricio asumió el papel de fiel escudero cual Sancho Panza (perdón Cervantes) en auxilio de su Quijote y salió rampante a blasfemar contra el Lucifer español portador del “gen rojo”, quien, según la peculiar mirada de Don Mauricio arrastra la histórica amistad hispano-argentina. Cosas de rojos o zurdos, que es lo mismo. Es que Don Mauricio no tiene por líder a Garibaldi. A él le da cosquillas en la panza la cuestión española: siendo presidente supo expresar un 9 de julio su peculiar interpretación histórica refiriéndose a los sentimientos de los patriotas argentinos sobre la declaración de la Independencia ante la presencia del rey Borbón: “Deberían tener angustia de tomar la decisión, mi querido rey, de separarse de España”. Provoca estremecimiento y angustia solo pensar la depresión que habrán sufrido Belgrano y Paso en Tucumán en 1816.
Para no dejar dudas, don Mauricio escribió: “un partido que hizo de España lo que es hoy y que, además, fue una de las mayores fuentes de inspiración y apoyo que tuve para crear el PRO Argentina”. Diría un juez: a confesión de parte, relevo de prueba. Aunque no aclaró en qué consistió ese “apoyo”, (sería bueno saberlo), sí se sabe de la participación pública en actos de Don Mariano en un entrevero de besos y abrazos. Pero, nobleza obliga, es verdad lo que dice Don Mauricio. Hay muchas coincidencias. Una de ellas, sino la principal, es que ambas organizaciones son herederas de un mismo ideario: el partido como instrumento del capital y los ricos, homófobo, xenófovo. Pero sobre todo: anticomunistas, macartistas, como se dice en el barrio. Es que para ellos, en la categoría “comunista” revolean a todos los opositores sin distinción. En España contra Sánchez, en la Argentina contra “El populismo (que) es más peligroso que el coronavirus”.
Otra coincidencia, es que ambos partidos tienen antecedentes verificables de las “malas compañías” (perdón Serrat) con las que andaban: desde el benemérito Don Manuel Fraga Iribarne, fundador y presidente del Partido Popular, quien supo tener como custodia al ex comisario argentino, Ramón Almirón Sena, jefe operativo de la organización parapolicial “Triple A” y mano derecha de López Rega. Para no ser menos Don Mauricio nombró jefe de la policía metropolitana al comisario Fino Palacios. El mismo al que el fiscal Nisman acusó por el encubrimiento del atentado a la AMIA y de encubrir el secuestro de Axel Blumberg. El mismo que también fue acusado de participar en la represión y asesinatos de diciembre de 2001.
Otra coincidencia: el negacionismo. El Partido Popular, fuente de inspiración para Don Mauricio, votó en contra de la Ley de Memoria Democrática, que condena y conceptualiza el franquismo como una dictadura y establece políticas públicas de memoria y verdad. Don Mauricio expresó sobre los desaparecidos argentinos que no tenía idea si fueron 30 mil o 9 mil porque para él esa discusión no tiene sentido porque estaba preocupado por los derechos humanos del siglo XXI. Claro que al final de su mandato esos derechos sufrieron un profundo deterioro, y por cierto, tampoco demostró preocupación por un desaparecido del siglo XXI bajo su mandato: Santiago Maldonado. Al cual el ex presidente se refirió como “un salame distraído” por cruzar un río de la Patagonia y ahogarse, según su refinado análisis.
Y así va la historia: éramos pocos y parió la abuela: Don Mauricio no quiso quedar afuera de la internacional de la derecha que se une, homogeiniza el discurso, eligen enemigos. Practican la complicidad internacional en torno a un ideario que disfrazan con la palabra “Libertad”, para el capital financiero todo. El resto no contamos. Se apoyan mutuamente, se organizan en los think thanks y todo lo que se le oponga es calificado de “comunista, populista, peronista, chavista, castrista” y todos los etcéteras que puedan imaginarse. Al igual que el unicato franquista y roquista, trabajan en la homogeneidad de su concepción ideológica que es sostenida por los negocios para los amigos. El resto somos “chusma”. Como bien manifestó en 2012 la diputada del PP Andrea Fabra en referencia a los recortes para los desocupados que anunciaba Rajoy : Que se jodan. Sin quedarse atrás y en referencia a la recomposición salarial de las jubilaciones que votó la Cámara de Diputados de Argentina, Milei amenazó con vetarla si se convertía en ley. “Me importa tres carajos, les voy a vetar todo”. Extraña libertad la que declaman. Extraño republicanismo el que practican. De nuestra parte, deberíamos recordar una vieja frase de un latinoamericano: Si luchamos por separado, nos derrotarán a todos juntos. Tal vez es hora que revisemos algunas cuestiones.
Buenos Aires, 9 de junio de 2024.
Gustavo López Pardo
PSOE Argentina.