EL LOCO DE LA MOTOSIERRA.

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Por Mario Mazzitelli.

“Necesitamos darle herramientas al presidente Milei”, escuché decir a varios diputados. No solo del oficialismo.

Tiene razón la mayoría de la gente. En plena campaña, con una motosierra encendida, con su cara desaforada, sus ojos exaltados, su pelo desprolijo y rodeado de “adulones y alcahuetes” arriba de una camioneta; el candidato mostraba la pretensión de resolver problemas complejos con una herramienta primitiva. (“Útil y monstruosa” . Útil, en ciertas oportunidades, cuando un trabajo que se hacía con serrucho, hoy se puede hacer con menor esfuerzo físico. Monstruosa porque cuenta con un motor a explosión de dos tiempos, ruidoso, con la finalidad de mover una cadena cargada de dientes afilados, con los cuales se pueden asesinar bosques enteros. Matando toda la biodiversidad. Solo para producir “cualquier cosa” que genere dólares para pagar – en parte – los intereses de la deuda ficticia e ilegal – con la que se empobrece a los argentinos, se le roban sus empresas, se saquean sus bienes comunes, etc. O también para la fuga. Siempre atentos a que esa deuda fraudulenta no deje de crecer – Algunos le llaman geopolítica financiera elemental. Tan vieja como la sociedad. A tal punto que la Iglesia Cristiana consideró – durante siglos – inmoral el cobro de intereses sobre una deuda. No eran tontos como nuestros actuales gobernantes. Aunque también fueron derrotados después de muchas generaciones.)

Claramente la motosierra en manos de un loco es un peligro. Hay que desarmarlo y tratar al chiflado con el debido profesionalismo. Un país que se acerca a los 50 millones de habitantes no debería estar conducido por alguien que dice estar asesorado por un perro muerto. (“Perro muerto”, buen título para una ficción de terror. Pero muy malo para un país que necesita resolver urgente – y antes que nada – el hundimiento social, alimentario, etc. de millones de niños, adolescentes, adultos y personas mayores. Al tiempo que encarar las tareas para el desarrollo nacional.)

Aprender de la historia.

Un 16 de marzo del año 37, Cayo Julio César Augusto Germánico, “Calígula”, nieto del mismísimo Nerón; comenzó el mandato como nuevo emperador de Roma. Tenía un caballo. Su nombre: Incitatus. Lo amaba. Sentimiento noble, sin duda. Pero, quizás ya con desequilibrios mentales, Calígula pretendió hacerlo “Cónsul de Roma”. El asunto no fue él, sino los senadores que lo permitieron.

¿Y el honor?

En Argentina fue la Honorable Cámara de Diputados de la Nación (degradada por el presidente a la condición de nido de ratas) la que votó (142 a 106) una ley que empieza por la delegación de facultades legislativas a Milei. (Aunque a todas luces desborda el mandato del artículo 76, que empieza por ratificar: “Se prohíbe la delegación legislativa en el Poder Ejecutivo”; esta delegación debería circunscribirse a situaciones muy excepcionales -de hecho el país sigue funcionando sin leyes o DNU nuevos por iniciativa en este gobierno- . Y, además, contradice al artículo 29: “El Congreso no puede conceder al Ejecutivo nacional…facultades extraordinarias, ni la suma del poder público, ni otorgarles sumisiones o supremacías por la que la vida, el honor o las fortunas…Actos de esta naturaleza llevan consigo una nulidad insanable, y sujetarán a los que los formulen, consientan o firmen, a la responsabilidad y pena de los infames traidores a la patria.”) Solo eso merecía un rechazo total. Pero como hay “hombres de paja” que ya violentaron la CN en oportunidades anteriores, se justificaron “si lo hicimos para otros presidentes ¿por qué no lo vamos a volver a hacer con éste?”. Lamentable. Quienes deberían ser los guardianes más celosos en el cumplimiento de la Constitución, los tratados y las leyes, empiezan por explicarnos los motivos de su violación.

El Senado tiene en sus manos el destino legislativo de esta ley reaccionaria.

Ya hay mucho material escrito sobre el flagelo que representaría la vigencia futura de esta ley, de 231 artículos (102 más que la propia CN) Horrores sociales, errores económicos, entrega del patrimonio público, liquidación de nuestros bienes naturales, concentración de la tierra en pocas manos, reforma tributaria regresiva, paraíso fiscal para las actividades delictivas (tráfico de drogas, de personas, de armas, etc. evasores, fugadores….todos los héroes del presidente), premios a los que violaron la ley y el interés nacional, pésimos negocios en términos de manejo del petróleo, el gas, el litio, el oro, la plata, la red troncal del Paraná, etc., prórroga de jurisdicción a organismos (CIADI) cooptados por el interés y la ideología de las mafias más poderosas del mundo, etc. Sin duda, estamos en presencia de la servidumbre (Javier Milei, Nicolás Posse, Guillermo Francos, Manuel Adorni, Julio Cordero, Horacio Marin, etc.) bien paga y mejor vestida de la oligarquía (nativa o extranjera) que impulsa una ley que debería llamarse: “bases y puntos de partida para la sumisión, el saqueo y empobrecimiento del 75% de los argentinos”.

El Senado con honor, sentido de grandeza, fraternidad con el pueblo y compromiso con los destinos de la Patria; debe rechazar esta ley infame. Herramienta inadecuada, que en manos de un loco, se torna destructiva para la integridad territorial, económica, social y cultural de los argentinos. Por hoy, no digo más.

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