“El humanismo colectivo en la vida y en la literatura de Pedro Chappa

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por Anahí Cao-

Pensar en Pedro Chappa, me trae a la memoria largos almuerzos familiares debajo del caqui en verano, que finalizaban cuando venía el café, y aparecían los debates, las canciones, los poemas y cuentos. Gozábamos de la presencia de Caco, viejo peón rural, que nos acercaba la experiencia del Circo Criollo, y vivía tan sólo a unas cuadras. Caco contaba ya con 70 años, y había terminado la escuela primaria en el Plan Nacional de Alfabetización, en aquellos años de la democracia argentina.

En una casillita de madera, Caco, aprendió a escribir. Se hicieron varios relevamientos para determinar a los analfabetos y formar el grupo educativo, luego llegaron los cuadernillos y se fundó la escuela. Caco no sabía ni leer ni escribir, pero poseía un dominio de la oralidad admirable, recitaba de memoria largos poemas de tradición gauchesca sin equivocarse con emoción y apasionamiento. Caco era un recitador, un payador .

Pedro Chappa, en cambio, era narrador oral, aunque ya autor y no intérprete. Inventaba historias pidiéndonos un sustantivo, e improvisaba hasta despertar el aplauso. Todos sus cuentos se gestaron primero en su memoria: narración, y memoria, así se formaron. La escritura vino después.

En sus historias, en sus crónicas, no existe un sólo superhéroe dispuesto a restablecer el orden y el progreso. Sus personajes enaltecen lo colectivo, recuerdan a sus antepasados, describen la opresión, la devastación de la clase, sus resistencias: de indio a mestizo; de mestizo a peón, de peón a desocupado, de desocupado a criminal.

Toda mi familia se sabía el Martin Fierro de memoria. Uno arrancaba con cualquier parte y los otros lo decían. Mi abuela, mis tías, mi abuelo, todos. Nunca viví en el campo, todos los relatos rurales los escuché en mi casa. Toda mi familia era criolla y reivindicaba mucho el peronismo. Somos descendientes de indios Lules que habitan en Santiago del Estero. Siempre estuvimos orgullosos de pertenecer a esta tierra. Soy  mestizo como mucho millones de argentinos, sólo que a mí me quedó una marca: chapa, que según lo que entiende el quichua de Santiago del Estero, que es anterior al quichua que se habla en el resto de Latinoamérica y que se hablaba en el imperio. Mi alimento no son los libros. Leí claro. Mi alimento es la vida diaria. Todo el drama del ser humano, aunque cuido mi palabra. Trato de que tenga una música que no me traicione.

Recuerdo la presencia de los magos, que realizaban sus trucos para diversión de los presentes. Uno de ellos era el poeta David Álvarez Morgade, que se enfurecía cuando los más chicos lo descubrían. Otro mago era el hijo de Caco, que ya usaba galera. Recuerdo también la presencia del poeta Hugo Enrique Salerno, quien solía recitar algunos de sus poemas teatralizándolos por medio del entrañable personaje  Don Quijote de Arrabal, trayendo al ruedo la finalización de los Cantares de Gesta y la tradición tanguera.

Por esos años, nos visitó un antropólogo que tenía una cinta donde escuchábamos música grabada de ceremonias tibetanas, gitanos, nativos papúas, birimbaos, y otras ceremonias y cultos que me impactaron mucho. Recuerdo también la presencia de un poeta y cantautor cubano que nos brindó durante meses sus canciones como Trovador popular. Ya comenzaban las reuniones literarias por aquel entonces. Todos los sábados, una rueda como de 20 poetas, narradores, uno tras otro, y en el tiempo que le correspondía, leían o recitaban sus obras. Luego cada uno comentaba lo que había sentido, si así lo deseaba.     

La creación del Suplemento Literario El Ángel de Virrey del Pino, primer Suplemento Literario del Partido de La Matanza, se publicaba en el diario del mismo nombre e incluía poetas de Chubut, Córdoba, Rosario, Buenos Aires, dibujantes, narradores, entrevistas, pequeños ensayos sobre literatura africana o sobre el tango. Este suplemento se alimentaba también de este pequeño círculo. Pedro era una pieza fundamental,  querido y respetado por todos.

El suplemento literario fue una experiencia popular muy interesante, abierta, que incluía una historieta,  El Fernández con guión del poeta y editor Omar Cao, y dibujos de la pintora y ceramista Graciela Favot. Además de columnas sobre la obra poética de Almafuerte o Pedro Godoy, incluía reseña de revistas y libros y la publicación de las Crónicas del Conurbano de Pedro Chappa,  colaborador indispensable. Sin olvidar el trabajo de los poetas Carlos Kuraiem y Patricia Verón, que para ese entonces ya era maestra de grado, quienes llevaban adelante el proyecto.  

Este suplemento literario se distribuía en escuelas, bibliotecas populares y se vendía en los puestos de diario de los distintos barrios, articulaba con la biblioteca popular del km 40 donde se realizaban exposiciones de cuadros y lecturas. Su costo era de 0,05 centavos. Se mantuvo vigente desde 1995 hasta 2004, donde se transformó en El Ángel Argentino.

Pienso esta experiencia cultural como una forma de resistencia, frente a un régimen que imponía la miseria.

 Pedro participó en la toma de tierras del barrio El Tambo22 de enero y de esa experiencia nacieron cuentos como El Juano, la Revista Contrabando que funda junto al muralista Hugo Castro y el sociólogo Denis Merklen y su amor por la radio, por la actuación,  su inmenso dolor al reconocerse parte de una derrota histórica, de una traición  que no puede ni desea  olvidar, que no quiere que se repita nunca más.

Sus libros Un violín en Praga y Villegas, presentado en el Teatro La Cochera de González Catán, Una copa desde el fondo, presentado en el Teatro La Tapera de Gregorio de Laferrere, y Al costado del camino fueron leídos en cárceles, talleres literarios, radios, centros culturales,  revistas,, aulas escolares, casas de familia, y finalmente, traducidos al braille. Quedarán en la memoria de la clase trabajadora , porque fue en los organismos creados por la clase y en sus relaciones sociales, donde fueron gestados y en donde se conservarán.  La literatura de Pedro no es neutral, nosotros tampoco.            

Anahí Cao es poeta (autora de Ciclo Lunar, El cuervo blanco, Tierra viva, Primitiva entre otros títulos). Profesora de Literatura. Trabaja y reside en La Matanza, Provincia de Buenos Aires)

RESCATES

por Pedro Chappa

El río trae cucharas, tenedores, trampas para conejos, rulemanes brillantes, mesas de madera con las patas hacia arriba, barriles de cerveza, carteras de cuero repujado, herramientas sin uso, un guante de cabritilla.

El río manso y caudaloso, del que no se divisa la otra orilla mantiene en la superficie hasta las cosas más pesadas. Una máquina de coser completa con  su pie y sus carretes de diversos colores pasa girando frente a los que, con caña y pértiga pescamos con el agua hasta la rodilla. Se escuchan comentarios. Las palabras catástrofe, represa, pueblo alto y víctimas, suenan aquí y allá.

Con una caña larga con un lazo en la punta espero porque sé que debe llegar. Entre tanta vajilla de acero inoxidable, copas de cristal, vestidos de noche, cuadros al óleo con bosques, lagos y ciervos a la carrera llegará.

Tengo mi cuchillo con doble caladura por si alguien quiere quitármela.

Dorada y danzando en remolinos vendrá la Trompeta con la que sueño desde hace trece años y ahora ha de ser mía para siempre.

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