“La educación auténtica, repetimos, no se hace de A para B o de A sobre B, sino A con B, con la mediación del mundo. Mundo que impresiona y desafía a unos y a otros originando visiones y puntos de vista en torno de él. Visiones impregnadas de anhelos, de dudas, de esperanzas o desesperanzas que implican temas significativos, en base a los cuales se constituirá el contenido programático de la educación.” Paulo Freire (Pedagogía del oprimido)
Este artículo no se escribe contra nadie sino a favor de la educación. Pero no de cualquier educación sino de una educación que enseñe a pensar y no a obedecer. Decía Simón Rodríguez, el enorme maestro del libertador Simón Bolívar: “Enseñen a los niños a ser preguntones, para que, pidiendo el porqué de lo que se les mande hacer se acostumbren a obedecer a la razón, no a la autoridad como los limitados, ni a la costumbre como los estúpidos.”
Quizá no sea lo mejor que el motivo de estas reflexiones responda a un episodio traumático como el de la profesora filmada subrepticiamente por un alumno, cuando se “saca” en clase discutiendo con otro alumno en una escuela de Ciudad Evita. Porque la filmación viralizada sería luego miserablemente aprovechada por los medios hegemónicos y la oposición derechista para acusar a la profesora de “adoctrinar” a sus alumnxs en línea con el “populismo” en el gobierno. Ante el intento de linchamiento mediático contra ella, pero también contra toda la docencia, no vacilamos. Rechazamos con firmeza cualquier sanción y aún más el intento de judicialización de un problema del orden de lo pedagógico y político. Denunciamos que el verdadero adoctrinamiento lo hemos sufrido generaciones de argentinos de parte de distintos gobiernos tanto civiles como militares, y que el mismo se sigue practicando en las escuelas confesionales que inculcan dogmas que contradicen toda evidencia científica. Durante más de un siglo, nos (de)formaron bajo el criterio de civilización o barbarie y de los mitos de una España civilizadora y evangelizadora que “descubrió América”, de la “Conquista del Desierto” que desde su nombre mismo invisibilizaba a sus primitivos habitantes masacrados por la repetición “civilizadora” del fusil rémington, de la Argentina como el “crisol de razas”, de los mandatos sociales y sexuales ordenados vía los libros de lectura. En nuestros pagos rioplatenses tuvimos la fortuna de que pedagogxs críticxs como las hermanas Cosettini, Florencia Fossati, Luis F. Iglesias, Jesualdo Sosa entre otrxs nos ayudaran a desnaturalizar esos falsos saberes con que se formateó la cabeza de generaciones enteras.
De modo que ratificamos que la educación, como bien lo señalara Paulo Freire, no es ni puede ser neutral, se enseña para alguien, con alguien y contra alguien. Sea o no consciente de ello, el docente transmite ideología. Por lo tanto, en una dirección u otra, la educación es un acto político. Aquí tomamos partido por una educación de carácter democrático, participativo, no bancaria.
Sin embargo, el poder real en la Argentina, con una hipocresía inigualable, llama adoctrinamiento a la enseñanza de los derechos arduamente conquistados en democracia, consagrados en nuestra Constitución Nacional cuanto en las leyes de educación y en los diseños curriculares: los derechos humanos, los de los pueblos originarios, la protección del medio ambiente, la ESI (ley de educación sexual integral), la IVE (interrupción voluntaria del embarazo), el matrimonio igualitario, derechos por cuya efectiva aplicación seguimos luchando. Parecen espantarse cada vez que el/la docente introduce la realidad social actual en el aula y la aborda como objeto de conocimiento y formación ciudadana. Así sucede con otros temas urticantes como la deuda externa, la desaparición forzada del joven Santiago Maldonado o el asesinato por la espalda de Rafael Nahuel. Al punto que el gobierno de CABA habilitó números telefónicos invitando a delatar a les docentes que abordaran esos temas en clase.
Por cierto, en el marco de chatura política e intelectual de una campaña electoral como la actual, este debate imprescindible se enturbia, se banaliza y se reduce.
Un docente que se dice “avergonzado” y “pide disculpas” ha desgranado en las redes sociales una serie de consideraciones sobre el episodio con la profesora LR que remata con una afirmación rotunda:
“Nunca más tiene que haber una LR, tiene que haber miles. Que griten fuerte en todas las aulas etc.” asignando a les docentes el rol de tribunos populares, de portavoces del pueblo sufriente etc.
Este artículo quiere debatir ese criterio. Sin menoscabo al rol del tribuno popular, del portavoz, del comunicador o propagandista, entendemos que el rol del docente, no necesariamente opuesto al de aquel, es muy otro. Si bien es verdad que en el discurso del tribuno popular, del orador, del publicista, suele haber elementos pedagógicos, en la labor de les docentes tiene que haber una construcción del conocimiento con los otros es decir de interacción. Creemos con Paulo Freire que la función del conocimiento es la de desocultar, develar la realidad. De modo que la enseñanza es un arma, una ciencia y un arte.
El pibe que discutió con la profesora y terminó admitiendo que había aprendido porque la profesora tenía información de la cual él carecía, decepcionando así a sus entrevistadores, habría aprendido muchísimo más en un clima donde se escucharan con respeto las distintas posiciones, donde fuese posible un verdadero diálogo. Por eso la arenga, el grito destemplado de arriba abajo, desde el poder que tiene el o la profesora no sólo es ajena al debate, sino que constituye su contrario, reproduce las formas de dominación. No es posible construir pensamiento crítico con métodos bancarios.
Si como sostenía Bertolt Brecht, “la victoria de la razón sólo puede ser la victoria de los que razonan”, en esta lucha nos va la vida. La dictadura del capital financiero, por medio de su complejo comunicacional despliega sobre la población nuevas técnicas de guerra psicológica donde la apelación al factor emocional va en detrimento del juicio crítico y del razonamiento. Les docentes tienen en sus manos un arma poderosa para hacerle frente: la educación. Necesitamos formar profesionales que sepan utilizar esa arma con destreza y eficacia.
Por último, en relación al uso y abuso de los dispositivos tecnológicos para filmar situaciones que violan la necesaria privacidad en el aula y escrachan a docentes, no habiendo recetas para prevenir dichas prácticas, lo que es claro, es la necesidad de renovar los acuerdos de convivencia para que la situación de clase se dé en un marco de empatía y respeto mutuos , existan los canales institucionales para canalizar los conflictos y poder alcanzar las soluciones consensuadas que interesan a todos sus actores. Los medios en manos de los enemigos de la educación pública no tienen ningún interés de intervenir positivamente en dichas soluciones, por el contrario sólo las aprovechan para atacar la educación pública y a sus trabajadores. –
“El conocimiento emancipatorio apunta a crear las condiciones bajo las cuales la irracionalidad, la dominación y la opresión pueden ser transformadas y superadas por la acción colectiva apoyando los fundamentos para la igualdad y la justicia social.” Peter McLaren.
Fuentes consultadas.
Pedagogía del oprimido- Paulo Freire- México Siglo XXI (1973)
Vida de Galileo Galilei- Bertolt Brecht – Editorial Arte y Literatura- La Habana 1981.
La vida en las escuelas- Peter Mc Laren- Siglo XXI editores. (1984)