El Ayuntamiento de Madrid acaba de perpetrar un crimen de lesa humanidad. Porque al borrar en el Cementerio de La Almúdena, 2937 nombres de las víctimas del franquismo, con las respectivas fechas de su asesinato ordenadas cronológicamente, las ha asesinado por segunda vez. Pero también ha eliminado las palabras escogidas para tres placas del Memorial de dicho cementerio:
Placa 1:
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos,
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
Miguel Hernández
Placa 2:
El pueblo de Madrid,
en memoria y reconocimiento a las cerca de 3.000 personas ejecutadas e inhumadas en esta necrópolis entre abril de 1939 y febrero de 1944.
Que mi nombre no se borre en la historia.
Julia Conesa
Placa 3:
Finalizada la Guerra Civil, la dictadura del general Franco reprimió ferozmente a sus enemigos políticos. Consejos de guerra carentes de cualquier garantía procesal dieron lugar a numerosas ejecuciones por fusilamiento o garrote vil.
Aclaremos: Julia Conesa, fue una de las jóvenes fusiladas, conocidas como las Trece Rosas.
Fernando Sánchez Castillo es el artista autor de la obra que debía rendir homenaje a las víctimas del franquismo. En la misma, unos robles, reproducidos en bronce, yacen con las raíces arrancadas en el centro del memorial.
Son tres los elementos verticales rematados con sendas piezas de cobre, que deberían haberse inscrito pero que ahora lucen en blanco, como recuerdo de una memoria borrada. Como el rótulo de una calle sin letras. Inservibles. Estos elementos funcionan como hitos que acompañan al visitante del memorial en un breve paseo que va desde la obra de Sánchez Castillo, —cuyo telón de fondo son los tres muros construidos para albergar los 3.000 nombres y que ahora contiene solo 29 palabras— hasta la antigua tapia del cementerio donde tradicionalmente se realizan los homenajes a los fusilados. (1)
El Ayuntamiento de Madrid, hoy gobernado por el derechista Partido Popular ha puesto en marcha una operación de borramiento de la memoria histórica. Esto es el fascismo. Frente a ello, los trabajadores de la cultura tienen (tenemos) la enorme responsabilidad de mantener encendida la llama de la memoria de todos y cada uno de esos tres mil nombres. Levantemos alto la bandera de nuestros poetas, de nuestros combatientes, de los hombres y mujeres que ofrendaron su vida por la libertad de España y de la humanidad toda.
ROSARIO DINAMITERA
Rosario, dinamitera,
sobre tu mano bonita
celaba la dinamita
sus atributos de fiera.
Nadie al mirarla creyera
que había en su corazón
una desesperación
de cristales, de metralla
ansiosa de una batalla,
sedienta de una explosión.
Era tu mano derecha,
capaz de fundir leones,
la flor de las municiones
y el anhelo de la mecha.
Rosario, buena cosecha,
alta como un campanario,
sembrabas al adversario
de dinamita furiosa
y era tu mano una rosa
enfurecida, Rosario.
Buitrago ha sido testigo
de la condición de rayo
de las hazañas que callo
y de la mano que digo.
¡Bien conoció el enemigo
la mano de esta doncella,
que hoy no es mano porque de ella,
que ni un solo dedo agita,
se prendó la dinamita
y la convirtió en estrella!
Rosario, dinamitera,
puedes ser varón y eres
la nata de las mujeres
la espuma de la trinchera.
Digna como una bandera
de triunfos y resplandores,
dinamiteros pastores,
vedla agitando su aliento
y dad las bombas al viento
del alma de los traidores.
Miguel Hernández, 1937
Poema que Miguel Hernández escribió en homenaje a la miliciana Rosario Sánchez Mora.