En momentos en que la prensa canalla nacional e internacional silencia las decenas de muertos en la hermana República del Perú por la represión de la dictadura de Boluarte, el pensamiento revolucionario del Amauta, José Carlos Mariátegui resulta más vigente que nunca. No renunciar a la lucha por un socialismo que no sea calco ni copia sino creación heroica, implica una profunda revisión de la praxis.
Poder pensar la filosofía de la praxis desde Nuestra América, sin las anteojeras eurocéntricas de ayer, sacudiéndonos los formatos que se han heredado de la Modernidad capitalista, solo puede ser posible desde un esfuerzo intelectual y práctico.
Hoy Nuestra América es campo de disputa geopolítica entre las grandes potencias: Estados Unidos que no renuncia a la dominación de lo que considera su “patio trasero”, China con su ofensiva comercial, tecnológica y política, la Rusia capitalista de Putin con el revival de su poderío militar. En ese marco: ¿Qué tenemos para decir los “condenados de la tierra”, los habitantes de la región?
Los límites cada vez más estrechos de los gobiernos “progresistas”, las sucesivas derrotas de los mismos, con su estela de desilusión colectiva no hacen sino mostrar, la actualidad de la revolución, su necesidad histórica.
En esa perspectiva el pensamiento decolonial de Grosfoguel, resulta iluminador, abona el necesario debate político de la militancia. Hay un capital de experiencia acumulada de los pueblos que aún no ha sido suficientemente explorado pero donde residen nuestras fortalezas en un continente donde el deseo sobrevive a la devastación colectiva del capitalismo en su fase neoliberal.