CUESTION DE PRINCIPIOS, ni más ni menos.

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Con mil en el bolsillo a veinte de este mes, el esternón se arruga y se cansan los pies”

Escribe Ismael Jalil

Estos versos del inimitable Roberto Santoro, escritos hace exactamente 50 años, no deberían olvidarse. En estos días especialmente. Es que entre la arremetida mediática por la berretada de un Poder Judicial desquiciado y desbocado y el tremendo ajuste “nacional y popular”, la manera en que se abruma la cotidianidad del hombre y la mujer de a pie revela la esencia del sistema capitalista que oficia como sustancia venenosa en el que se ahoga la sociedad argentina.

Por principios (una cuestión menor para los pragmáticos) estamos obligados a repudiar el intento de encarcelar a la ex presidenta por los motivos que el sistema invoca. A CFK la están obligando -o pretenden obligarla- a beber el veneno que el sistema tiene preparado para todos aquellos que cuestionan las reglas del juego. Incluso para ella, que -aunque suene contradictorio- suele reivindicarlas. Incluso para ella,  que a poco de asumir su segundo mandato duplicó las penas de la Ley Antiterrorista decretada en tiempos de Néstor Kirchner a instancias del GAFI (Grupo de Asistencia Financiera Internacional, como el FMI, gendarmes financieros del mundo) y así dejaba en manos de cualquier administrador del sistema un mecanismo de extorsión y persecución similar al que ella denuncia.   

La acusación a CFK debe ser calificada como una de las mayores paparruchadas de la historia judicial argentina. Hemos sostenido desde siempre que la figura típica de la Asociación Ilícita debe eliminarse del Código Penal pues sólo ha sido instaurada para ejercer la persecución política e ideológica. Extenderla ahora a la integración de un gobierno elegido por el Pueblo, es descabellado.

No se trata de rigorismos técnico-jurídicos, mucho menos de la intrepidez de un fiscal que  abochorna e indigna sólo a quienes todavía depositan confianza en un Poder Judicial que está ahí para lo que atávicamente estuvo: resguardar el interés de las clases dominantes.

Pregúntenle al hombre y a la mujer de a pie que la sufre desde tiempos inmemoriales, si es la confianza o el aguante lo que sostiene a ese poder envilecido, devenido en partido judicial y que en toda la región suplanta al partido militar de los golpes históricos.

Aunque patético,  es lo de menos que el fiscal Luciani gritara como los antivacunas o los propiciadores de la quema de barbijos. Tampoco es necesario detenerse en los partidos de fútbol de jueces que con el doble apellido obturan hasta la rima de los cantitos tribuneros.

Se trata de entender cómo funciona el sistema judicial. Sin pruebas pero con una figura de innegable raíz política, es como quieren condenar a CFK.  Al fin y al cabo, del mismo modo en que el sistema lo hace con la inmensa mayoría de quienes abarrotan las cárceles del país.

 Y -otra vez-por una cuestión de principios, debemos denunciar y rechazar enérgicamente esta nueva maniobra del sistema.

La asistencia mediática importa. Construye sentido y da por cierto lo que no lo es, así como prueba lo que no se puede. Ahí cobra valor el histrionismo de Luciani y la soberbia de los jueces que miran al Norte. La repercusión y vigor que alcanzan los alaridos de Luciani convenientemente legitimados por ensobrados comunicadores completan el objetivo.

Claro que eso no habilita a plantear que hay una proscripción en puertas de una elección. Ni los tiempos ni la inexistencia de ficha blanca en el sistema electoral nacional abonan esa teoría. El propio Macri asumió procesado y hasta referentes cambiemitas como Pichetto han sostenido que sin sentencia firme (Corte Suprema de Justicia) no cabe ninguna sanción política de esa índole.

Pero es cierto que al existir la cartelización en el sistema de otorgamiento de concesiones para la Obra Pública, la corrupción es una inevitable consecuencia. La mentada corrupción en la Obra Pública se ha potenciado desde los tiempos de la dictadura y ha salpicado a todos los gobiernos sin excepción. La mayor o menor medida es una diferencia importante, la implicancia de tal o cual funcionario también,pero el denominador común es la existencia de una clase que empuñando la cartelización, promovió que “la levantaran en pala”. Y ellos son los empresarios, capitalistas que bajo el lema “Achicar el estado es agrandar la Nación” obtuvieron consenso necesario para quedarse con un nicho que les generó inconmensurables ganancias. Corromper a  un par de funcionarios es sencillo, sobre todo si esos funcionarios descreen de su condición de gerentes y aspiran a ser uno más de ellos. La revelación sobre López y su vinculación con Caputto y Macri que hiciera esta semana CFK, lo demuestra.

Ahora bien…¿Es posible que CFK no explique qué hacía un funcionario cómo López en su gabinete de ministros? ¿No tendría que explicarnos? ¿Es posible que CFK ignorase que De Vido junto a su esposo y a  López integraba un equipo de trabajo que venía desde hace treinta años trabajando aceitadamente y que de ninguna manera puede aceptarse desconocimiento?¿No tendría que explicarnos?    ¿Alcanza con probar que los bolsos contenían dólares del amigo del alma de Macri? Aunque sea verdad, dispensa de dar cuenta a quien lo sostuvo en su gabinete por varios años?

Sería conveniente revisar la diferencia entre explicar y excusarse.

Pero aún así, eso no debería judicializarse, porque -tercera vez que lo decimos- por una cuestión de principios también, las diferencias políticas no se dirimen en Tribunales como lo pretende el sistema, sino en el seno del Pueblo al que, se sabe, resulta ajeno el Poder Judicial que generalmente oficia de verdugo. Cuanto más sepa el Pueblo de estas cosas, más cerca de la verdad y por tanto de la Justicia estaremos. Es al Pueblo a quien hay que explicarle y a cuyo veredicto someterse.

Y así como la realidad social no es una foto. No es un instante ni una cuestión que admita compartimentos estancos, las necesidades que atraviesa nuestro Pueblo no pueden pasar a un segundo plano por más derecho que se tenga a levantarse contra una maniobra judicial. Las necesidades del Pueblo deben priorizarse.

Acaso puede pasar desapercibido que mientras se desandaba el show de la grieta mediática el súper ministro frentetodista Massa descargaba sobre la población un ajuste de magnitudes?

Si creemos realmente que la movilización es una herramienta legítima e imprescindible y por tanto la calle, el único lugar en el que el Pueblo ocupa un rol determinante, ¿no deberíamos convocar además para discutir sobre las políticas que el gobierno que integra CFK está propinando sobre las espaldas populares?

Nunca se sabrá con certeza si ella estuvo implicada en los delitos de corrupción que se le reprochan, corresponde que la defiendan de eso.  Pero  es seguro que ella tiene responsabilidad en la implementación de las políticas que actualmente se descargan contra el Pueblo. ¿No tienen derecho todos los que la sufren?

Frente a una canasta básica de casi 120 mil pesos y un salario mínimo vital y móvil de 57 mil… ¿Se puede omitir la necesidad de un ingreso universal que garantice acceder a aquella? ¿No deberíamos ya salir a repudiar el ajuste de más de 110 mil millones de pesos sobre educación, salud y vivienda que el gobierno que integra CFK realizó el mismo día de su descargo desde el Senado?

Las convocatorias cuando son sólo de militantes, por loables que sean sus razones no deberían dejar afuera a las mayorías y desperdiciar  la oportunidad de salir TAMBIEN Y PRIMORDIALMENTE a reclamar por las condiciones de vida de nuestro pueblo que desde hace muchos años, antes, con y después del desastre  Macrista, con y sin Pandemia, con o sin guerra se han deteriorado gravemente.

Defendernos del sistema en todas sus acabadas muestras de ineptitud para conducir a la felicidad de nuestro Pueblo, exige que las movilizaciones se extiendan a contingentes populares, que involucren a los que más sufren las consecuencias de la etapa actual de la hegemonía capitalista, y para eso hay ensanchar el marco convocante,  que las consignas digan claramente que NO VAMOS A DEJAR QUE NUESTROS PIBES Y NUESTROS VIEJOS SE MUERAN DE HAMBRE POR PAGARLE AL FONDO, QUE LA DEUDA ES CON EL PUEBLO, QUE EL HAMBRE ES CONTRARIA A LA PAZ Y QUE SIN PAZ NO HABRA JUSTICIA PARA NADIE.

Ninguna injusticia debe ser admitida.

Es otra cuestión de principios, lo sabemos, pero la diferencia entre postularlos o llevarlos a la práctica está en nuestras manos. 

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