Nuevos desafíos para el proceso revolucionario
Hay males de Nuestra América que de tan instalados y recurrentes pasan perversamente a ser parte del paisaje y por lo tanto a ser naturalizados. Pasa por ejemplo con la deuda externa de nuestros países. En Cuba, el bloqueo que ejecuta el imperio yanqui ya es parte del paisaje. De ahí en más hay un paso para culpar a las víctimas. Sin embargo, el bloqueo o embargo, como prefieren decirle los yanquis es mucho más que un bloqueo o embargo, constituye como supo caracterizarlo Fidel Castro, una guerra silenciosa contra Cuba, que lleva ya 60 años.
Tras el intento de normalización de las relaciones con su poderoso vecino durante la administración de Obama, el posterior gobierno de Donald Trump no sólo dio marcha atrás con el aflojamiento de sanciones de su antecesor sino que recrudeció la batería de medidas a fin de estrangular a Cuba. Como respuesta a la emergencia, el gobierno de Cuba viene desarrollando un conjunto de reformas denominado proceso de actualización económico y social de la revolución. Esas reformas dan visibilidad en la vida económica al sector no estatal, incluyendo a la micro, pequeña y mediana propiedad privada reconociéndolas como actores de la producción, a lo cual se suma ahora la unificación monetaria con la eliminación del llamado CUC (cubano convertible). Sólo funcionará el peso cubano (CUP) para todas las transacciones y se seguirá con la tarjeta MLC para captar los dólares existentes hasta que vuelva a generarse ingreso de divisas por la industria turística como antes de cerrarse el flujo de viajeros por la pandemia.
Antonio, un amigo argentino afincado en la isla desde hace ya unos cuantos años respondía así a mi preocupación por las versiones contrapuestas sobre las últimas reformas.
“Hay una falacia, como al pasar, presentando al proceso de eliminación de la 2ª moneda, el CUC, como un cambio a una nueva etapa de doble moneda introduciendo el USD como moneda fuerte en la plaza monetaria. Nada más alejado de la realidad, la divisa convertible (usd) no es usada en el intercambio normal sino que se trata de la recaudación de divisas (de la que existe en manos de ciertos sectores, ya sea que lo reciban desde familiares en el exterior u otro origen) que se busca ingresen al circuito nacional por intercambio con el estado y no se fuguen por vía del mercado negro de divisas (aquí no se le llama “dólar blue”) y rescatar esa masa monetaria en momentos de crisis mundial y parálisis del principal motor económico del país (el turismo)”.
Sin embargo, su mirada no deja de ser realista y prevenida.
“Las nuevas medidas incorporan nuevos riesgos que son inevitables en un sinceramiento que se hacía imprescindible (podemos discutir algunos métodos, pero no la necesidad de mejorar los salarios) e incorporar a gran cantidad de trabajadores informales a la actividad productiva al quedar fuera de los subsidios que reciben, hasta ahora, todos los habitantes del país. Hay cifras, en la información aportada en Cubadebate, que estiman la cantidad de nuevas plazas laborales que serán ocupadas por quienes hasta ahora no tenían incorporada a su conciencia la ecuación trabajo-producción-salario-sustento. Esto se deterioró a partir de la crisis desatada por la desaparición del CAME ( Mercado Común de los países socialistas) y no pudo ser recompuesto hasta ahora”.
Nuestro amigo toca un tema sensible, las sanciones, la guerra química, las maniobras y agresiones que a menudo son poco conocidas o relativizadas:
“En ese periodo conocimos en Cuba las leyes Helms-Burton y Torricelli, las sanciones a entidades comerciales internacionales que tuvieran relación con Cuba, la determinación de impedir que buques que hayan tocado puerto cubano puedan tocar puertos estadounidenses por seis meses. Es muy larga la lista de medidas que en su guerra silenciosa los EE UU continuaron desde 1960 hasta hoy. Entre ellas la introducción de la fiebre porcina, que obligó a exterminar más de la mitad del rodeo porcino de la isla, el dengue hemorrágico, que costó la vida de centenares de cubanos, entre ellos más de 130 niños”.
El aparato propagandístico del enemigo abusa de la posibilidad que le da el desconocimiento del tema de la guerra que lleva adelante con características de baja intensidad y llega a extremos desopilantes, como el presentar como “artista” a un oscuro personaje agrediendo a un policía con todo tipo de insultos cuando aquel llegó a su domicilio con una citación. Todo prolijamente grabado por el mismo individuo seguido por una “huelga de hambre” por los actores del segundo acto y una sentada frente al ministerio de cultura de un grupo que lograron convocar con otros planteos y que se presentó como apoyo a los “huelguistas”. Una buena información documentada fue suficiente para desarmar la puesta en escena. Basta un detalle para calibrar de quienes se trataba dicha farsa; se inicia en setiembre, cuando en Miami se pensaba que ganaba Trump y estos grupos pensaban fortalecerse apoyando su campaña. El personaje procesado por agresión al policía expresaba en su propia filmación que su presidente era Trump y que no reconocía a las autoridades cubanas en función de su pertenencia al partido del futuro presidente reelecto.
“Lo que le cuesta al pueblo cubano sobrevivir a las agresiones no puede ser apreciado por la tropa de la USAID, los laboratorios y los tanques pensantes sobre el tema; están demasiado lejos de los ejecutores y estos se mueven exclusivamente por la inyección de dinero, lo que los incita a hacer mucho ruido para justificar sus salarios. Mientras, en la isla se mantiene en vigilia tanto el Partido, como el gobierno y el pueblo que no muestran fisuras en su comunión de intereses y de acción. Me gustaría seguir pero estoy teniendo unos días bastante malos con la columna y me cuesta. Un abrazo. (PD: Como pequeña muestra de lo que nos afecta la pandemia y el bloqueo, ayer fui al banco donde me llega la jubilación y todavía no llegó la de diciembre. El banco no pudo darme el resumen del año que solicité por falta de papel.”)
Desde cierta “izquierda” que ha elegido como su enemigo al gobierno y a la dirección del partido, también se relativiza el efecto del bloqueo y se habla sin mayor responsabilidad de “restauración capitalista” y de “burocracia”. Por eso, los amigos de Cuba tenemos la responsabilidad en la medida de nuestros modestos esfuerzos, de romper el cerco informativo. No admitamos el bloqueo imperialista como parte del paisaje. El paisaje de Cuba es su Sierra Maestra, su manigua, su palma y sus playas, ese es su paisaje y lo hace más bello su gente. El bloqueo es una imposición de los poderosos que no toleran el ejemplo de dignidad de ese pueblo. Como dijera el Apóstol Martí en carta a un amigo: ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber -puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo- de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan con esa fuerza más sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy y haré es para eso. Recogemos esa herencia martiana. –
http://www.tribuna.cu/cultura/2020-12-24/graban-en-el-prado-habanero-conga-cubana-no-te-metas