La reciente fiesta “libertaria” en el Yatch Club de Puerto Madero, es la síntesis perfecta de casi un año de gobierno neofascista y neocolonial de Milei y su pandilla.
FASCISMO EXPLÍCITO EN TIEMPO RECORD
A 25 mil dólares el cubierto, el evento reunió a lo más granado de los dueños del país. El objetivo: poner en pie la Fundación Faro, una suerte de tink tank de la ultraderecha vernácula para “dar la batalla cultural” y formar los cuadros “libertarios”. A la cabeza del emprendimiento se encuentra el destacado fascista Agustín Laje quien recogió aplausos entusiastas de su distinguida audiencia (Paolo Rocca, de techint, Eduardo Elztain de IRSA, Miguel Galuccio, CEO de la industria petrolera, José L. Manzano, Belocopit entre otros) cuando insultó a las Madres de Plaza de mayo, justificó el terrorismo de Estado y los desaparecidos de la dictadura, y no ahorró expresiones de homofobia y segregación social, racial y sexual.
Trascartón, en San Miguel, militantes de La Libertad Avanza lanzaron la agrupación “Las Fuerzas del Cielo” que el referente liberfacho, Daniel Parisini, (el “Gordo Dan”) definió como el “brazo armado” o “guardia pretoriana” del Presidente Milei con una estética de tufillo nazi fascista. A confesión de partes, relevo de pruebas. Las fuerzas democráticas de la Argentina deben tomarse muy en serio esta autodefinición. Porque toda política de hambre y entrega necesita fuerzas de choque para imponer la misma por medio de la violencia.
Por último, anotemos en este repaso, el ataque feroz de la vicepresidenta Victoria Villarruel al envío de libros del gobierno bonaerense de 5mil ejemplares de libros de autoras contemporáneas a las bibliotecas de escuelas de la provincia. Villarruel calificó dichos libros como pornográficos y lesivos para la formación de los niños y jóvenes. Un pretexto para iniciar una cacería de brujas por medio de listas negras de triste memoria. El objetivo final es voltear la ley de Educación Sexual Integral (ESI), anulando la libertad de leer y el pensamiento crítico en las aulas.
Por cierto, el gobierno de los hermanos Milei expresa una corriente de carácter internacional que ve en las instituciones democráticas que se fueron configurando a posteriori de la Segunda Guerra, directamente un obstáculo para el modelo neoliberal de acumulación capitalista en la etapa actual. Para la realización del capital estos sectores no ven alternativa a la configuración de la dictadura más descarnada de los monopolios y del capital financiero, con sociedades altamente estratificadas, pauperizadas, sin derechos y sometidas a un régimen fuertemente represivo.
Lo sobresaliente del discurso del presidente Milei, envalentonado con el alivio que representa el blanqueo de 18 mil millones de dólares, es su celebración de la sentencia contra Cristina, la derrota de la “comunista” (sic) Kamala Harris en las presidenciales de USA, los elogios a Elon Musk y su conocida definición de los empresarios como “máquinas de generar prosperidad”. En su mundo lisérgico la inflación bajó, le está ganando a los precios y el suyo es el mejor gobierno de la historia. Sus estrambóticos números son ajenos a la realidad de la calle donde la situación de pobreza no para de aumentar, con la pérdida de puestos de trabajo, de depreciación de las ya miserables jubilaciones etc. Ni los pibes argentinos, (dos de cada tres son pobres) ni el hambre, que se extiende como mancha de aceite en el mapa de la Argentina, hacen parte de su agenda.
En qué consiste la batalla cultural
Ahora bien, si esa indiferencia, o peor, ese odio revanchista de las clases dominantes, tienen su lógica, es más difícil comprender los mismos entre una gran parte de la población. Y aquí está el nudo de la batalla cultural a dar desde la clase trabajadora y el pueblo. Parándonos en la perspectiva con la cual la concibió su autor, el revolucionario marxista, Antonio Gramsci, hay que poner en claro que la categoría de batalla cultural hace parte de la lucha de clases y que estamos ante un gobierno que nos ha declarado la guerra en todos los frentes y que nos desafía a derrotarlo en todos ellos.
Sin embargo, esta primera afirmación es asumida solo por una parte minoritaria de nuestra clase. En consecuencia, las direcciones burocráticas de la gran mayoría de los sindicatos como mínimo hacen la plancha, cuando no negocian con el gobierno de turno por debajo de la mesa, no solo eventuales paritarias sino ya directamente conquistas históricas de la clase trabajadora. De lo contrario no se explica el arrasamiento de derechos que este gobierno ha logrado en tan breve período.
En el cuadro actual, es fácil advertir la definitiva obsolescencia del tradicional sistema de partidos políticos, incluido el justicialista. Casi todos ellos se encuentran cooptados por el sistema y esa realidad se refleja en la permeabilidad de sus representantes en el parlamento, tan proclives a ceder ante la extorsión y el soborno que el presidente utiliza sin remilgos para someterlos.
En ese contexto, el progresismo es parte del problema y no de la solución. Reivindicar derechos y proponer salidas sin tocar el poder de los ricos, sin cuestionar los acuerdos con el FMI, en razón de un presunto realismo político, posibilismo en suma, ayudó también a este presente ominoso y distópico.
Intervencionismo estatal en favor del mercado
Si cuando el Estado incumple su contrato de compensar las asimetrías sociales con políticas públicas, se habla de la ausencia del Estado, lo que se hace es contribuir a la confusión general. La intervención del Estado en la vida social puede darse por acción u omisión, pero lo que no se puede hacer es negarla. Si así no fuera, ¿qué función cumpliría la famosa motosierra?
Aquí una rápida e incompleta enumeración de la intervención del Estado bajo los hermanos Milei:
La suspensión de la obra pública donde destaca la interrupción del completamiento del gasoducto Néstor Kirchner.
La cancelación de la obra de Atucha III para satisfacer la demanda de la jefa del Comando Sur, generala Laura Richardson, ya que había un acuerdo para que China financiara dicha obra.
El desmantelamiento del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad, que fue creado para la aplicación de la ley 26485 que refiere a la protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.
El vaciamiento de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI), organización que se encarga de localizar a los bebés robados durante el Terrorismo de Estado.
La asignación por decreto de 100 millones de pesos a la SIDE.
La compra de 24 aviones de combate F16 a Dinamarca.
La reforma tributaria que reintroduce el impuesto al salario mientras reduce al 0,25 el impuesto a los bienes personales de los más ricos.
El régimen de incentivos a las grandes inversiones (RIGI) que exime de cargas tributarias a las grandes multinacionales que inviertan en petróleo, gas, minería y energía mientras ejecuta un verdadero industricidio.
La pretensión de intervenir la universidad pública desconociendo la autonomía de los claustros.
La presión a los clubes de fútbol para privatizarlos implementando las SAD (Sociedades Anónimas Deportivas), en colisión con los estatutos de esas entidades, votados por los socios, que son los verdaderos dueños de los clubes.
El propio protocolo conocido como antipiquetes, que condiciona y reprime la protesta social.
Para derrotar a esta dictadura apenas encubierta de las corporaciones, se necesita una estrategia de poder, una enorme acumulación de fuerzas, y una organización frentista amplia con un programa de salida para el conjunto del pueblo afectado por el saqueo. Pero, sobre todo, se necesita el rearme político, ideológico y organizativo de la clase trabajadora como núcleo duro y hegemónico de ese frente de liberación. Bien es verdad que se trata de una tarea gigantesca, pero cuanto más demore la misma, mayores serán los padecimientos del pueblo.
Desde esta mirada, no resulta indiferente la situación al interior del peronismo. Por ello no se puede obviar la necesidad de un diálogo fraternal con su base obrera y popular con el objeto de construir el máximo de unidad para la lucha. Lamentablemente hoy asistimos a un escenario que supo prever lúcidamente Jhonn W. Cook.
Dicho de otra manera: entre los anhelos de tomar el poder y los episodios de nuestra lucha, no se ve la relación de una estrategia que avance hacia los objetivos últimos.
Se organiza lo táctico, pero sin integrarlo en una política que, por arduo que sea el camino que señale, presente la revolución como factible, como meta hacia la cual marchamos.
No más que eso necesitan las masas, pero no con menos se conformarán.
Lo importante es destacar que allí está el origen de ese temor a no encontrar respuestas revolucionarias a los desafíos contemporáneos.
Las clases gobernantes no pueden ya aspirar a nada más que al mantenimiento del equilibrio, salvo las fluctuaciones secundarias entre fases de máxima tensión y fases de relativa calma social, permanecerán en la situación óptima mientras esta paridad no se rompa.
El peronismo, como agrupación mayoritaria, necesita alterarla.
Mientras no encuentre la política que lleve a conseguirlo, prorroga la vigencia del régimen y simultáneamente se debilita internamente.
La resistencia no es suficiente: sin contraataque no hay victoria.
El Movimiento exige una política en que se conjuguen las ideas, la práctica y la organización revolucionaria, en que la búsqueda de los objetivos finales se armonice y complemente con las variantes tácticas y operativas capaces de dar respuesta a cada coyuntura.
Cada vez que se nos cierran los caminos de la semilegalidad, la burocracia declara la guerra.
Pero nada más. Esta que librada a la espontaneidad de sacrificados activistas que oponen una violencia inorgánica, inconexa e insuficiente, al potencial y a la técnica siempre en aumento de los órganos represivos oligárquicos imperialistas.
Esta vacancia de conducción dura hasta que viene un nuevo período de soluciones negociadas. Entonces, los que estuvieron en la retaguardia durante el combate, pasan a ser la vanguardia en los trámites de la tregua y capitalizan la abnegación de las bases en la mesa de arena de los acuerdismos. (Las negritas nos pertenecen)
Por todo esto la batalla de las ideas que planteó Fidel, hoy que más que nunca, cuando somos el objetivo de la guerra que algunos denominan de quinta generación y tiene su centro en la conciencia, mantiene absoluta vigencia. Noviembre 2024.