ARGENTINA 1985: UN ACONTECIMIENTO POLÍTICO

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Argentina 1985 es una bocanada de aire fresco que no obtura sino por el contrario habilita el más amplio y necesario debate.

Multipremiada, nominada al Oscar, esta película dirigida por Santiago Mitre y protagonizada por un gran elenco que encabeza Ricardo Darín en el rol del fiscal Strassera, relata el proceso que ha de culminar en el histórico Juicio a las Juntas Militares por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura cívico militar.

Programada para ser exhibida en las salas cinematográficas solo unas semanas para luego pasar a ser emitida por la plataforma de Amazon que la produjo y tiene los derechos sobre la película, ya la ha visto cerca del millón de personas de todas las edades, siendo no menor la asistencia de jóvenes para quienes ese episodio bisagra en nuestra historia puede sonar lejano. Por ello su estreno constituye un verdadero acontecimiento cultural y político.

Pese a su duración y a la densidad del tema que aborda, Argentina 1985 logra mantener de principio a fin el interés del público. La recuperación de usos y costumbres de la época, la dosis adecuada de humor, el retrato de los protagonistas como personas comunes, llenas de contradicciones y lógicos miedos, son algunos de los méritos del film.

La película nos interpela como ciudadanos y nos enfrenta a los dilemas éticos de los protagonistas, dilemas que son también los nuestros y de cuya acertada resolución depende nuestro futuro como Nación.

No es mera coincidencia que la escena de la lectura del fiscal Strassera del alegato que finaliza en la expresión: Nunca Más, sea acompañada por aplausos del público en tantas salas. Acaso una necesidad de reafirmar la voluntad de vivir en democracia, en un pleno Estado de derecho.

¿FIN DEL PACTO DEMOCRÁTICO?

El Nunca Más, (en relación a los golpes de estado) es la piedra fundacional de un pacto democrático entre las fuerzas políticas mayoritarias del país, aún cuando la joven democracia tendría que salvar sucesivos levantamientos militares y presiones de toda índole en favor de una proclamada “reconciliación” que apenas disimulaba el afán de privar de verdad y justicia a los familiares de los miles de compañerxs detenidxs desaparecidxs que exigían la apertura de los archivos de las fuerzas armadas para conocer el destino final de sus seres queridos.

El advenimiento en 2015 del primer gobierno de tipo oligárquico que llegaba por elecciones en cien años, más los dos años de pandemia, donde el avance de las derechas en todo el mundo es innegable y que aquí se expresa en ataques a los organismos defensores de los derechos humanos, discursos de odio e intolerancia y reivindicación del terrorismo de estado, parecieran haber puesto en entredicho ese pacto en tanto el principal vehículo de esos discursos emana de los medios hegemónicos.

De allí la enorme importancia política de esta película. De que la vean y la debatan   miles de ciudadanos, especialmente docentes y estudiantes, para salir al cruce de los negacionistas y disponer de los elementos que proporciona la historia para fortalecer una cultura verdaderamente democrática.

EL HÉROE COLECTIVO: LA MOVILIZACIÓN POPULAR

Por cierto, Argentina 1985, omite dos datos claves para comprender como se llegó al Juicio a la Junta de Comandantes: uno de ellos es la existencia desde 1983 de la CONADEP (Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas) que reunió miles de testimonios de desaparición forzada de personas durante los años del plomo, que sustanciaron la causa contra los milicos genocidas. De estos, se tomaron unos 900, considerados como más representativos y probatorios,  para el juicio. El otro dato es la enorme movilización popular de los organismos de derechos humanos y partidos democráticos que garantizó que el juicio se llevara a cabo frente a todas las presiones, intimidaciones y amenazas y sin la cual no puede haber ninguna clase de “pacto democrático”.

Julio César Strassera y su adjunto Luis Moreno Ocampo no bajaron de un plato volador. Eran hombres de un sistema judicial regimentado por la dictadura cívico militar más cruel y sangrienta de nuestra historia. Strassera, que había sido designado fiscal general por el gobierno de facto, negó en su momento, recursos de habeas corpus a los familiares que peregrinaban por cuarteles, hospitales, iglesias etc. entre ellos el que interpuso la familia de Jorge Cepernic, ex gobernador de Santa Cruz, detenido sin otro cargo que el de figurar en la lista del Acta de Responsabilidad Institucional pergeñado por la dictadura. En mayo y en julio de 1977 solicitó la clausura de la causa por el crimen de los curas palotinos que había ocurrido un año antes. En cuanto a su adjunto Luis Moreno Ocampo, su trayectoria posterior lo llevó a asesorar empresas multinacionales. Designado como miembro de la Corte Penal Internacional se vio envuelto en casos de corrupción a raíz de aspectos oscuros de su intervención en el conflicto bélico de Libia que derrocó a su presidente Muhammar Gadafi. Su meteórica carrera tocó a su fin cuando apareció incluido en una lista de cuentas off shore en los Panamá Paper. Pero nada de esto invalida la actuación de ambos en el acontecimiento político que nos ocupa. Su mérito estriba en que supieron leer correctamente el momento histórico y hacerse receptores de una demanda de la sociedad que ya había traspasado las fronteras y se encontraron ante el desafío de ponerse a la altura o pasar al campo de los desertores de la lucha por la justicia.

UN DEBATE VÁLIDO Y NECESARIO

Sin duda la película ha despertado un saludable debate entre quienes la disfrutan sin mayores reparos y valoran su contenido democrático y quienes hacen hincapié en las omisiones de la misma. Unos y otros esgrimen razones valederas. Nadie puede pretender que Argentina 1985 clausure un debate que viene desde el origen mismo de la restauración democrática. No olvidemos que la política del presidente Alfonsín inicialmente fue que las fuerzas armadas se autojuzgaran con el código militar y que ante la inacción de los mandos tuvieron que proceder a que el juicio pasara a manos de la justicia civil. Pero desde la óptica del autor de estas reflexiones, lo determinante es que este film sale al cruce del negacionismo de la dictadura y sus crímenes y del discurso neofascista de los falsos libertarios. Mérito que no impide, sino por el contrario, habilita el más amplio debate, en el que todxs los demócratas y antifascistas sincerxs salimos ganando. 

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